Los asaltos a mano armada proliferaron de manera alarmante en Tarija Cercado, lo cual se asemeja a los atracos, robos y asesinatos que se reproducen en todas las ciudades del país.
Es por eso que cabe recordar que sistemáticamente, cuando hay cambios de mandos policiales como sucedió el reciente 16 de septiembre con la posesión de 34 nuevas autoridades policiales, se hacen anuncios sobre reestructuraciones o planes para combatir el delito.
La semana pasada, el gobierno puso en marcha el plan policial Tucuy Ricuy (el que todo lo ve y todo lo oye) con el objetico de retomar el control territorial en las principales ciudades de Bolivia y luchar contra la delincuencia, la violencia hacia las mujeres, la trata y tráfico de personas, las pandillas delictivas, el microtráfico y el consumo excesivo de alcohol.
Es que la ola de atracos, robos, asesinatos y otros delitos, que van en permanente ascenso, obligan a la adopción de medidas urgentes de seguridad, ya que hasta ahora la ciudadanía ha sido abandonada a su suerte, mientras todo el esfuerzo de los poderes estatales ha sido dedicado meramente a la política.
Reconociendo que la inseguridad ciudadana no es un problema exclusivo de Bolivia, puesto que en mayor o menor grado todas las grandes urbes tienen estos problemas y la experiencia ha aportado una serie de iniciativas que permiten un mejor control. De acuerdo a la idiosincrasia de cada sociedad surgen fórmulas para combatir la delincuencia, sin embargo hay medidas que se acomodan en forma universal.
Por ejemplo, muchos países efectúan como prioridad la recaptura de los delincuentes reincidentes que están en libertad condicional o son prófugos. Estadísticas internacionales señalan que la mayoría de los delitos son cometidos por el 10% de los delincuentes que ya estuvieron presos.
Eso demuestra que anunciar más o menos años de cárcel para los delincuentes no es una solución puesto que quienes han estudiado el tema de delincuencia saben que un antisocial no tiene una visión a largo plazo, para delinquir sólo evalúa el riesgo de ser detenido, no el número de años en la cárcel.
El tema radica en ser efectivos al momento de actuar, para capturarlos y ponerlos inactivos. Esta situación puede ser una consecuencia de las falencias del sistema de justicia, ineficiencia policial o dificultad material para capturar a delincuentes avezados, por lo que, es necesario hacer algo como prever acciones dirigidas a priorizar el encarcelamiento del frondoso listado del prontuario delictivo.
Es necesario modernizar a la policía con tecnología de punta y medios suficientes, pero además, es imprescindible incrementar el número de efectivos y depurar la actual estructura de la Policía Nacional, que ha demostrado debilidades éticas entre muchos de sus miembros, y su estructura ha evidenciado ser demasiado permeable a la ilegalidad. Ya la policía ha anunciado una depuración, pero la ciudadanía todavía esta esperando los resultados.
Hasta ahora lo poco que se hizo en materia de seguridad ha pasado casi inadvertido, ya que los delitos en lugar de bajar suben y la inseguridad es mayor.