Noticias El Periódico Tarija

Max Murillo Mendoza

La guerra fría sólo fue el enfrentamiento de dos oligarquías poderosas, con intereses iguales y políticas similares: Estados Unidos y Unión Soviética. Pero por supuesto que la propaganda de ambos se dirigía a que ambos se constituían en salvadores del mundo. Se inventaron las ideologías más descaradas posibles para mentir al mundo: derecha e izquierda. Utilizando escritos que antes se habían desarrollado, en ambientes más bien sociales y soñadores en ambos bandos. Los más famosos escritos de parte de la izquierda fueron precisamente los de Carlos Marx. Prostituidos y manipulados para justificar un poder de jerarcas de clase alta rusa, que después se derrumbaría catastróficamente el año 1990. Estas ideologías religiosas son hasta hoy justificaciones políticas para seguir destruyendo tejidos sociales, historias y geografías humanas absolutamente distintas a esta paranoia religiosa ideológica occidental.

Después de una economía de sangre sin sentido, se firma la paz en Colombia, porque la irracionalidad ideológica ya no tenía sentido alguno, sino para mentes cavernarias y sedientas de sangre ideológica en la lógica binaria occidental: amigo-enemigo; cristiano-hereje; blanco-negro; izquierda-derecha o estás conmigo o en contra mía. Destructivas sociopatías y de enfermos mentales que lamentablemente siguen vigentes siglos después de su irracional imposición social, política y económica. Es cierto que nuestras historias por el sur del mundo, hereditarias de otras guerras y otros intereses coloniales e imperiales, se construyeron a imagen y semejanza de aquellos grupos de invasores que trajeron dichas formas, mentalidades y visiones de sociedad de ese occidente guerrero, sangriento, binario y conquistador. En Bolivia esas visiones de esos grupos de poder son tan actuales, tan presentes y los mismos que desembarcaron hace siglos cuando la invasión. Penosas lógicas políticas hechas carne en lo que se llamó Estado republicano, que no es más que la continuación de las lógicas imperiales coloniales. A lo largo de los siglos sólo ha cambiado la ideología: republicanos, liberales, conservadores, neoliberales, social demócratas, socialistas, comunistas, en fin; en el fondo son los mismos, las mismas familias, las mismas mafias que se han quedado en el poder desde siempre.

Colombia tiene que resolver también sus propios fantasmas, sus propios devenires históricos. Aprender a vivir y convivir en tiempos de paz. Desafíos enormes y mentalmente colosales cuando se trata de entenderse a sí mismos, de mirarse por fin a su propio ajayu histórico, sin copiar modelos ajenos a su historia como la lógica binaria occidental de izquierda y derecha, miradas en sus clases altas que viven bien mientras los pobres consumen las  ideologías de la muerte y se matan por ellas irracionalmente. Como cualquier país al sur del río Bravo, los problemas sociales son los más importantes. Y pues la creatividad colombiana debe hacer esfuerzos generacionales para reconstruir el país, y ojalá generar otras miradas fuera de la lógica binaria occidental de izquierda y derecha. Al menos se dieron cuenta de la insostenibilidad de esas ideologías superadas por la historia; pero mantenidas por intereses oscuros y poderosos.

En España sucede algo parecido, con insumos distintos. La profunda crisis del PSOE en el fondo es también el agotamiento de ese modelo clásico y tradicional de izquierda y derecha. Modelo que sólo ha justificado el ascenso al poder de los hijos de la nueva burguesía española. Hijitos de papi que administraron a esa España hasta modernizarla e introducirla a la OTAN, al mercado común europeo y a participar del futuro de Europa, pues España era el tercer mundo hasta los años 80. Pero ese modelo ya ha cumplido su cometido, y requiere de una transformación radical, si es que quieren sobrevivir a los desafíos de los países del primer mundo. No hay ninguna diferencia entre el PP y el PSOE, absolutamente ninguna sino de matiz: derecha e izquierda, pues sus políticas económicas han sido las mismas, sus políticas sociales y demás acciones nunca tuvieron diferencia substancial. Las diferencias son para las justificaciones de sus burócratas que se les paga para eso. Sin embargo el mercado actual de la política sigue contaminada, también en España, por la lógica binaria de izquierda y derecha, lo que les impide ver otras opciones y otras realidades filosóficas existentes. Miopía y analfabetismo político que obstruye la irrupción  de otras historias.

La arqueología política está vigente gracias a la sobrevivencia, reconozco interesante, del invento más engañoso de todos los siglos de un supuesto enfrentamiento de izquierda y derecha. Nacidos en las academias occidentales cuando el despegue de la primera revolución industrial, para el lavado de consciencia de las atrocidades económicas que producía esa lógica guerrera llamada progreso y desarrollo. Lógica binaria de buenos y malos, que se ha encargado de justificar modelos ideológicos y comportamientos sociales políticos, hasta hoy ensangrentados en sus nombres. Cavernarias formas de pensar binariamente, un mundo demasiado complejo, cuántico, holístico y multidimensional, que va más allá e infinitamente fuera de esas lógicas binarias pobres y siempre totalitarias. Pensar otras posibilidades es todavía herejía para el totalitarismo binario occidental de izquierda y derecha, hermanos gemelos en el fondo, caras de una misma moneda.

En Bolivia nuestra experiencia al respecto es amplia y poco investigada. Esta lógica binaria del bien y del mal ha producido engendros políticos totalitarios terribles, que lo hemos pagado con sangre y sobrada injusticia social e histórica. Pero sobre todo siguen obstruyendo y totalitariamente condenando a nuestras propias lógicas, que devienen desde hace milenios de experiencias en Estado, en economía, en tecnología agraria, etc. Estos hermanos gemelos ideológicos no permiten el ascenso y despegue de nuestras propias lógicas. Y la esperanza es que con su caída en todo el mundo, de esas lógicas perversas binarias occidentales en política podamos por fin pensar con sentido propio. Nosotros mismos, y podamos por fin pensar identidades propias como científicas, y por fin podamos construir un Estado propio como genuino y nuestro.

Ojalá se mueran de  una buena vez esos artefactos totalitarios, ideológicos, binarios, crueles de izquierda y derecha, para enterrarlos en el basurero de la historia del siglo XIX al que pertenecen.

La Paz, 2 de octubre de 2016.