Nuevamente llegan situaciones que desnudan nuestra grandes falencias, nuestras grandes deudas y es que son de todos, porque es cierto que si las autoridades son quienes deben atender las necesidades de la gente también somos corresponsables cuando no lo hacen pues fuimos quienes las elegimos, entonces, tenemos mucho que ver.
El incendio de estos últimos días en la zona de Turumayo mostró que seguimos como hace 20 años, no contamos con los mecanismos ni la tecnología para atender emergencias así, seguimos con los baldes y las ramas, como cuando se incendió aquel camión en la avenida La Banda de la ciudad de Tarija hace unas semanas. El problema es que atender un fenómeno como este en los cerros es muy diferente y si apagamos el fuego de camiones con botellines y baldecitos, que podemos esperar en el otro caso. O nos quedamos esperando que la naturaleza actúe regalándonos una lluvia salvadora o sacrificamos a unos cuantos que tienen el valor de enfrentarse a un monstruo peligroso que lucha en su propio terreno.
No hemos tenido la precaución de implementar tanques que guarden agua en lugares estratégicos o pequeñas presas, menos todavía formas de transportar ese líquido desde ahí hasta donde se necesite con una bomba o algún sistema, ya sea en canales, tubos, etc. Alguna vez se pensó en comprar un helicóptero que ayude en situaciones como estas pero quedó en la nada, existen comunidades que están en riesgo, seres humanos que deben dejar sus viviendas por seguridad, sus cultivos están expuestos, la flora y fauna del lugar también, es decir, el daño es de magnitud. En esta ocasión el fuego devoró más de 40 hectáreas, por suerte este fin de semana llovió y eso ayudó bastante para que los últimos focos de calor se apagaran. Es tiempo de pensar seriamente en un plan integral que nos encuentre preparados, basta de ser reactivos, pongamos a funcionar nuestra pro actividad y planifiquemos mejor, aún en medio de la crisis es posible, porque está en juego los intereses del pueblo, de la gente… y es lo que debería estar primero.