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(ERBOL) Un grupo de bailarinas del centro nocturno Katanas negaron las acusaciones de trata y tráfico contra este local. Las jóvenes manifestaron que se sienten perjudicadas por el cierre de su fuente de trabajo y pidieron que se procese también a la denunciante, Noemí Cámara, hija del dueño de este establecimiento.

Acompañadas de su abogado, las mujeres se presentaron este viernes en juzgados para brindar su apoyo al dueño y al administrador del Katanas, quienes están procesados por trata y tráfico de personas.

“Eso de trata y tráfico quiero aclarar que es falso. Más puede la ambición de la hija del dueño de tomar posesión de ese local pero no tenía que llegar a tal extremo de mentir tanto”, dijo Kris, una de las bailarinas.

Noemí Cámara acusó a su padre, Marco Cámara, y colaboradores de engañar a mujeres para trabajar en el Katanas y luego quitarles sus documentos.

Kris, quien es paraguaya, aseguró que las chicas trabajan ahí por voluntad propia y negó que se les quiten los documentos y pasaportes.

Esteban Suárez, abogado de las bailarinas, garzones y otros trabajadores del centro nocturno, sostuvo que Noemí Cámara trabajó por quince años en el local como administradora y que fue despedida por malo manejos económicos.

Señaló que, de ser ciertos los cargos de trata y tráfico, Noemí también debe ser procesada porque era jefa de las bailarinas. Kris observó que la hija del dueño no hizo la denuncia respectiva por más de 10 años.

Las bailarinas y su abogado afirman que Noemí puso la denuncia contra su padre con el objetivo de quedarse con el local a su disposición, puesto que ya está a su nombre. Suárez acotó que la hija de Marco Cámara se alió con Ernesto Córdova, propietario del centro nocturno La Diosa, para eliminar a su competencia.

Perjudicadas en su trabajo

Tras este escándalo, la Alcaldía de La Paz clausuró definitivamente el Katanas.

“Nos perjudica lo que está cerrado el local, y que no podemos trabajar, tenemos familia, hijos y eso es muy preocupante”, lamentó Alejandra, una bailarina oriunda de Cochabamba.

El abogado Suárez dijo que entre las bailarinas, garzones y otros trabajadores, hay alrededor de 100 personas que perdieron su fuente de ingresos con el cierre del centro nocturno.

Alejandra calificó el ambiente del Katanas como “una familia grande”, donde se celebran los cumpleaños de las chicas, se hicieron sorteos por Día de la Madre y hasta se cobran aguinaldos.

No obstante, el Ministerio de Trabajo verificó que el centro nocturno no inscribió a ninguna bailarina como trabajadora, ni se tiene registros que hayan recibido sus beneficios.

La joven explicó que las bailarinas ganan por la noche y la calidad de show que realizan. Acotó que varias de ellas viajan constantemente y se quedan poco tiempo en cada ciudad.