(INFOBAE) Su nombre es sinónimo de hazaña. De coraje. Valentía. De pericia y también de temeridad. Y una nueva teoría basada en evidencia podría agregarle otro más a Amelia Earhart: náufraga.
Según pruebas aportadas por The International Group for Historic Aircraft Recovery (Tighar), es posible que Earhart no haya muerto en su vuelo final del 2 de julio de 1937 mientras buscaba quebrar un récord: dar la vuelta alrededor del mundo.
Durante su último trayecto sobre el océano Pacífico, la extraordinaria piloto buscaba aterrizar en la Isla Howland, al sudoeste de Honolulu, Hawaii. Pero no pudo hacerlo allí por causas que se desconocen y las autoridades la dieron por desaparecida luego de días de infructuosa búsqueda.
Sin embargo, las nuevas evidencias que emergen indicarían lo que realmente le sucedió. Según los reportes conocidos, ahora se especula que la mujer oriunda de Kansas pudo haber permanecido durante un largo tiempo como náufraga en la isla de Nikumaroro, también conocida como Gardner Island, a 600 kilómetros del destino original de Earhart.
Según el encargado de la investigación sobre el destino de la pionera aviadora, Ric Gillespie, se cree que Earhart –ya en tierra tras un accidentado aterrizaje– realizó al menos 100 intentos de radio entre la fecha que salió de los radares –2 de julio– hasta cuatro días después. La frecuencia fue incluso tomada por una mujer en Melbourne, Australia. Otra persona la pudo sintonizar en Texas, mientras estaba con su aparato de onda corta.
Una adolescente de 16 años de Saint Petersburg, Florida, también experimentó la interrupción de su programa favorito, cuando la voz de la heroína apareció en sus parlantes. Comenzó a tomar nota de lo que la célebre piloto norteamericana decía. «New York, New York», puede leerse entre las líneas que la joven apuntó en su cuaderno.
Esto desorientó a los investigadores. ¿Qué significaba esa referencia geográfica tan confusa? Hasta que Gillespie creyó interpretar qué ocurría: podría tratarse de una precaria «traducción» hecha por la jovencita de lo que en verdad quería comunicar la malograda piloto: «SS Norwich City», el nombre de un barco abandonado en la isla en los años 30 donde se cree que naufragó la mujer.
La versión de Gillespie es dramática. Durante sus comunicaciones, Earhart habría informado que si bien estaba herida, no lo estaba tanto como su navegador, Fred Noonan, cuyo estado era delicado. La teoría que evalúan en Tighar es que ambos pudieron aterrizar en la isla con el poco combustible que aún tenían y no lo hicieron en el mar. Caso contrario, no hubieran podido utilizar el radio.
La hipótesis se acrecienta cuando se remonta a los años 40, cuando un oficial colonial británico de nombre Gerald Gallagher halló un esqueleto en esa inhabitada isla del Pacífico. Era 1940, tres años después de que la piloto de Kansas desapareciera. Los restos fueron llevados a Fiji, donde en un comienzo determinaron que se trataba de un hombre. Sin embargo, en 1998, la ciencia pudo establecer que eran los huesos de una mujer. Tiempo después, fueron descartados.
Con el grupo de investigadores de Tighar, su líder quiere encabezar una expedición submarina el año entrante para rastrear el avión. Es una fecha significativa: se cumplen 80 años desde que Earhart desapareció de los radares.
Gillespie cree que la marea pudo arrastrar la nave hasta el fondo del mar. La isla Nikumaroro está rodeada de arrecifes de corales y el agua suele cubrirla prácticamente en su totalidad. Allí también se halló un panel de aluminio semejante a los que componían el avión de Earhart, la piloto más valiente de la historia. Quizás, también, la náufraga más famosa.