Noticias El Periódico Tarija

José Omar Tirado

La fruta más conocida en la historia de la humanidad es, sin duda alguna,  la manzana. Sobre ella se han escrito innumerables crónicas, anales y leyendas de todo tipo: religiosas, mitológicas, científicas, folklóricas y otras tantas. Algunos versados sobre elma sostienen la teoría de que el árbol que produce esta maravillosa fruta procede del Asia Central, y su cultivo y consumo se remonta a muchos siglos antes de la era cristiana. Hesíodo, el gran poeta de la antigua Grecia y contemporáneo de Homero, quien vivió en el siglo VIII A.C, en su obra más conocida “Los Trabajos y los Días”  aconsejaba a quienes se dedicaban a las labores agrícolas, cómo debía sembrarse, cuándo hacerlo, en cuáles terrenos. Pero hagamos una retrospectiva de su historia.

EN EL JARDIN DEL EDEN

Dios, en su infinita sabiduría, colocó en el  lugar más hermoso de la tierra, construido por él,  a su producto mejor elaborado, su obra cumbre: el hombre y la mujer. El sitio seleccionado para vivir era tan bonito y acogedor que, no en balde lo llamaron “El Paraíso”. Disfrutaban de todo. Podían hacer  lo que quisieran, excepto comer la fruta  del árbol prohibido. La comunicación con el “Señor” era fluida, amable y siempre estaba aconsejándoles: – ¡cuidadito, cuidadito en ponerse a comer manzanas! – Pero la curiosidad femenina pudo más y, tentada por la serpiente, arrancó una del árbol y se dispuso a merendarla junto a su pareja, una vez saciado su apetito, comenzaron a darse cuenta de las cosas: sus cuerpos eran diferentes, las objetos que los rodeaban parecían tener otro sentido, de pronto sintieron algo que no habían sentido- el frio-  se acurrucaron el uno con el otro para entrar en calor, y bueno, ahí comenzaron a enterarse de muchas cosas. No por nada, dicho árbol fue conocido como el “árbol de la sabiduría”. Dios, al enterarse que le habían desobedecido, montó en cólera y los expulsó de tan bello lugar. Lo demás es harto conocido.

Afrodisíaco femenino.

¿Por qué la manzana había influido de tal manera en el apetito sexual de Eva? Tal vez esta pregunta dio origen a una investigación muy interesante, ya que muchos miles de siglos después del episodio de Adán y Eva, un grupo de científicos (médicos) que trabajaban en el hospital de Santa Chiara, en Trento, Italia, hicieron un experimento para conocer  los efectos que podría tener el consumo de manzanas en la conducta sexual de la mujer. Para iniciar sus investigaciones escogieron una muestra de 730 mujeres en edades comprendidas entre los 18 y 40 años de edad. Seleccionaron, como siempre sucede en estos casos, dos grupos: uno experimental y otro de control. Al primer grupo le hacían comer dos manzanas diarias, mientras que al segundo,  ninguna.

Al cabo de cierto tiempo pudieron comprobar, a través de un instrumento denominado Índice de Función Sexual Femenina (IFSF) aplicado a ambos grupos, que la actividad sexual del primero, había mejorado, pues su vagina había aumentado su frecuencia de lubricación, se mantenían más relajadas durante el acto, y podían alcanzar mejores orgasmos, mientras al segundo grupo, “nada que ver”. Los investigadores llegaron a la conclusión que, el mejoramiento de la función erótica se debía a dos componentes bioquímicos presentes en la fruta: los polifenoles, entre ellos la Quericitina, cuyos compuestos bioactivos, anti oxidante limitan la acumulación de grasa en el organismo humano, y la floridzina,  molécula que actúa sobre el control glicémico. Pero aclaran que la manzana no  debe considerarse como una especie de Viagra femenino; es decir, se comen dos frutitas y ¡listo! No, éstas deben consumirse junto a una dieta balanceada.

LA FRUTA EN LA MITOLOGIA GRIEGA.

La manzana de la discordia.

Siempre que indagamos un poco en los anales de la mitología Griega, nos encontramos con una serie de episodios que guardan relación con este fruto. Uno de ellos, y quizás el de mayor trascendencia por la participación de muchas deidades,  fue el protagonizado por la diosa Eris, quien, sintiéndose ofendida al no ser invitada por los dioses a una importante boda organizada por ellos en los amplios salones del Olimpo, decidió hacerles una mala jugada. Cuando la  fiesta se encontraba en su apogeo, esperó que se encontraran, lo más cerca posible las diosas  Atenea, Heres y Afrodita, y dejó deslizar una manzana dorada con la siguiente inscripción: “para la diosa más bella” Las tres quisieron apoderarse de la fruta, pues cada una de ellas se  consideraba la más bonita y formaron su jaleo. Zeus, molesto por  el lío que se había armado, llamó a París, el legendario héroe troyano, para que tomara la decisión de entregar la manzana a quien, según su juicio, fuera la más bella.

París aceptó con mucho gusto, pero cada una de las diosas trató de sobornarlo: Atenea, le ofreció el don de salir victorioso en cualquier batalla donde participara; Hera, pondría a sus pies una inmensa riqueza, además del gobierno de toda el Asia; Afrodita, le concedería el amor de la mujer más bella de aquellos tiempos, la hermosa Helena, quien estaba casada con Menelao, rey de Esparta. Pero,  como dicen nuestros amigos españoles:  “un par de tetas, jalan más que una carreta”  el joven príncipe fue tentado por la oferta de Afrodita. Helena se enamoró perdidamente de él, dejó al marido y se marcharon a Troya, lo que desencadenaría luego una de las más cruentas guerras de la antigüedad.

El jardín de las Hespérides.

La diosa Heres, antes mencionada, era dueña de un inmenso jardín poblado de todas las plantas habidas y por haber en aquella época; su gran fama era conocida porque ahí se encontraba un cultivo de manzanas doradas, y según comentaban los pobladores,  todo aquel que la comiera gozaría de inmortalidad. Pero llegar a él no era tarea fácil, pues  se encontraba como guardián un fiero león de cien cabezas al que llamaban Ladón. Dicen que el undécimo trabajo que Euristeo, rey de Argóla le encomendó a Hércules fue robarse las manzanas del jardín de las Hespérides

La Ninfa cazadora.

Otra leyenda relacionada con las manzanas, fue el de la Ninfa Atalanta, una gran cazadora que prefería cazar animales en vez de maridos, ya que deseaba mantenerse virgen para servir a la diosa Artemisa. Su padre Temisto,  le presentó varios pretendientes, pero ella los rechazó. Como Atalanta era además una gran corredora, su padre le dijo que iba a organizar una carrera dónde competiría con cada uno de ellos, y el que lograra vencerla sería su marido. La ninfa, con la certeza de que podría vencerlos a todos,  aceptó y concedió en darles cierta ventaja a los competidores. Así fue, al principio les daba una pequeña ventaja, pero luego los alcanzaba y los superaba. Cuando los corredores llegaban a la meta, ésta los estaba esperando para darles matarile.

Fueron muchos los pretendientes que murieron en el intento; pero uno de ellos de nombre Hipómenes, acudió a la diosa Afrodita para pedirle consejos. La diosa le dio tres manzanas doradas y le dijo que, cuando Atalanta estuviese por darle alcance, dejara caer una manzana, ésta se detendría para recogerla y se distraería un poco, y así fuera haciendo en la medida en que se acercará. La estratagema le dio resultado, pudo vencerla y hacerla su esposa.

LA FRUTA EN LA POLITICA

La revolución Suiza.

No se conoce con exactitud  si Guillermo Tell existió o no. Se dice que fue un héroe legendario en la historia de la revolución Suiza. Un hábil ballestero del siglo XIV. Su fama era conocida en toda la región. Cuenta la leyenda que un día, al gobernador de una provincia suiza, impuesto por las fuerzas del imperio invasor, se le ocurrió la idea de colocar su sombrero en el asta de un palo enclavado en la plaza principal de la ciudad, obligando a todo ciudadano que pasara por ahí, a reverenciarlo en señal de acato y sumisión. Guillermo pasó por la plaza y no hizo ninguna reverencia, tal vez iba pensativo, lo olvidó, o no lo hizo por pura rebeldía. Lo cierto es que Gesseler (así se llamaba el déspota) se enteró de ello y quiso darle un escarmiento.

El gobernador lo detuvo y le impuso como castigo disparar, desde cierta distancia,  una flecha dirigida hacia una manzana colocada sobre la cabeza de su hijo. Cuenta la leyenda que Guillermo tomó dos flechas, una la puso sobre la ballesta y la otra al alcance de su mano. Su puntería magistral logró que la flecha partiera la fruta en dos pedazos sin dañar al niño. Cuando Gesseler le preguntó el por qué había tomado dos flechas en lugar de una, Guillermo le contestó sin vacilar – lo hice porque, si hubiese tocado, por lo menos un cabello de mi hijo, la próxima iba a ser dirigida directamente a su corazón –  El gobernador enfurecido lo mandó a las mazmorras.  Guillermo logró escaparse y poco tiempo después al encontrarse de nuevo con el carajo aquel, le dio muerte. Ahí comenzó la lucha por la independencia de Suiza.

LA FRUTA EN NORTE AMERICA.

Cuentan que en los Estados Unidos de Norte América,  hubo una vez un hombre apodado  Juanito Manzano quién, según dicen, nació con un propósito en la vida: cultivar cuantas manzanas fuesen necesarias para que ninguna persona llegase a pasar hambre, ese era su destino. Para ello recogía las semillas del fruto desechadas por los molinos donde se fabricaba la sidra, las metía en un bolso de cuero que siempre cargaba, y las iba sembrando a lo largo de los caminos y bosques por donde transitaba. Así fue poblando de manzanos una gran extensión del territorio norte americano.

Este hombre en realidad si existió, era oriundo de Massachusetts, su nacimiento ocurrió en 1774 y fue conocido como John Chapman.