LEONEL SUAREZ Q./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico-septiembre 02/2016) El Bosquecillo del barrio Juan XXIII es una de las pocas áreas verdes con las que cuenta la ciudad de Tarija, pero también es uno de los lugares más descuidados por las autoridades, puesto que no garantiza la seguridad para ningún transeúnte que visita este parque, además que faltan trabajos de mantenimiento para mejorar la imagen de este sitio.
El diario elPeriódico realizó una visita al Bosquecillo y pudo evidenciar que se encontraba lleno de maleza, basura, además que el riachuelo que pasa por el medio de esta área verde tiene un olor pestilente y se torna de color negro mesclado con plásticos. Casualmente trabajadoras del Gobierno Municipal realizaban la limpieza de toda la vegetación que se encuentran fuera de lugar.
Según explicaron vecinos del barrio Juan XXIII ese espacio verde se convirtió en un punto de encuentro para los jóvenes, quienes acuden al lugar para consumir bebidas alcohólicas y otro tipo de sustancias y resaltaron que el bosquecillo es inseguro para las personas que se animan a pasear en ese espacio, puesto que en reiteradas ocasiones ocurrieron hechos delincuenciales.
Los vecinos puntualizaron también que en horas de la noche es altamente peligroso adentrarse al bosquecillo puesto que no cuenta con la iluminación correspondiente, también que el acceso para pasar por el arroyuelo no cuenta con las condiciones óptimas, ya que de puente apenas funcionan dos palos de 30 centímetros de ancho lo que puede ocasionar que las personas caigan a la quebrada.
El vecino, y miembro de la directiva el barrio Juan XXII, Alfredo Sánchez manifestó que una de las principales exigencias que tienen es que se realice el embovedado del arroyuelo que pasa por medio del bosquecillo, puesto que por sus aguas detenidas y pestilentes significan un foco de infección para la población, dando posibilidad a que se reproduzcan sancudos y mosquitos transmisores de enfermedades.
Sánchez explicó que en la gestión del exalcalde Óscar Montes se tenían presupuestados los recursos para que se lleve adelante el embovedado, pero por oposición de la anterior directiva y algunos ambientalistas se paró la obra, quienes argumentaron que se pretendía hacer un cauce natural para el agua y hasta la fecha no pasa nada.
“Hemos hablado con el alcalde Rodrigo Paz para que se presupuesten recursos en el Plan Operativo Anual (POA) 2017 – dijo Sánchez-. Esperamos que se pueda avanzar con esto, porque si no esto va continuar así”.
En el bosquecillo se pudo observar que al inicio y final de la quebrada hay un embovedado, el cual es utilizado por algunos jóvenes para consumir bebidas alcohólicas hasta incluso un sitio en el que acuden con sus parejas, puesto que por la maleza se encuentra oculto ante la vista de quienes transitan por el lugar. En ese sentido, vecinos pidieron que se coloque una reja que evite el ingreso de personas al desagüe.
Sánchez manifestó que esa zona significa un peligro para los estudiantes de las unidades educativas del colegio Juan XXIII y Cristo Rey, puesto que son quienes más transitan por el lugar.
“Los chicos ya evitan pasar por aquí, tienen miedo, hay mucha inseguridad. Esto más aún en el mediodía y en la noche, puesto que ya nadie se anima, no hay guardia de seguridad ni alguien que socorra. Antes por lo menos habían las Brigadas Barriales, pero ahora ni eso”.
Entre otras de las problemáticas del bosquecillo, Sánchez explicó que los vecinos que colindan con esa área verde, cada vez están acaparando más terreno, invadiendo al bosquecillo y agregó que se puso en conocimiento de esa situación al Municipio y se procedió a las notificaciones correspondientes, pero tampoco muestra avance con el retroceso de los mismos.
Alberto Gallardo, un vecino antiguo del barrio, recuerda que había el compromiso de las autoridades municipales para colocar un puente por el cual puedan transitar las personas, pero cuatro años después todavía no se instala nada nuevo en el bosquecillo.
Gallardo recuerda que hace aproximadamente unos 40 años atrás cuando se instaló por vez primera el bosquecillo como un sitio de descanso y de contacto con la naturaleza, era muy concurrido por la población, reunía grupos de scouts e incluso las familias se daban cita en ese lugar para realizarse un churrasco durante los fines de semana, pero que al pasar del tiempo fue perdiendo su esencia.
“Antes era lindo, ahora ya no, mejor empezaron a construir casas, los dueños se ingresaron al bosquecillo, nadie viene a cuidar, todo está destruido –dijo Gallardo-. Antes la gente venían con sus movilidades, había estacionamiento, pero no sé qué pasó con los planos y se construyeron viviendas”.
Autoridades no saben a quién corresponde dar seguridad
Tomando en cuenta que el bosquecillo de Juan XXIII significa un riesgo para la población que visita o transita el lugar, elPeriódico acudió a la Dirección de Seguridad Ciudadana del Municipio para ver qué acciones se pueden asumir, pero no se encontró a la titular de esa entidad, por lo que se contactó con los responsables de la Guardia Municipal, quienes argumentaron que ellos realizan los controles correspondientes en el lugar en horas de la mañana y la tarde, pero que no pueden quedarse en las noches para garantizar la seguridad en el bosquecillo.
El subcomandante de la Guardia Municipal, Jorge Castellón, manifestó que la patrulla ciclística acude diariamente por diferentes zonas a realizar los controles respectivos y en caso de encontrar personas consumiendo bebidas alcohólicas son desalojadas del lugar.
“No contamos con muchos efectivos de la guardia, los pocos que tenemos se movilizan por todo ello en bicicletas, en la mañana recorren entre 40 a 50 kilómetros visitando parques, plazas y avenidas –dijo Castellón-. Sabemos que el bosquecillo es un lugar donde no hay iluminación, pero la gente también debe de prever y evitar cruzar por su propia seguridad”. (eP)
Castellón recomendó a la población no transitar por lugares donde no haya iluminación. Consultado si se puso en conocimiento al Municipio sobre el peligro que significa el bosquecillo para la población, Castellón dijo que eso corresponde a cada directiva de barrio pronunciarse. (eP)