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Molestos con la destitución de Dilma Rousseff, un grupo de brasileños rompió el miércoles por la noche las ventanas de sucursales bancarias, comercios y una camioneta de la policía en la ciudad de San Pablo.
También las puertas del diario Folha de San Pablo fueron vandalizadas por los manifestantes.
La policía antimotines intentó controlar la manifestación, que comenzó en una de las avenidas principales de la ciudad, con el uso de granadas aturdidoras y gas lacrimógeno. La protesta se tornó violenta inmediatamente después de que el nuevo mandatario, Michel Temer, se dirigiera al país en un discurso televisado.