(INFOBAE/EFE) Durante este sábado el Senado de Brasil reanudará el proceso de juicio político a Dilma Rousseff, la presidente brasileña suspendida de sus funciones desde el pasado 12 de mayo por irregularidades en las cuentas públicas. Es el tercer día de testimonios previos a la votación que, según las encuestas, está a sólo dos votos de la destitución.
En la audiencia que forma parte del proceso de impeachment de hoy, tomarán la palabra el ex ministro de finanzas, Nelson Barbosa, y el profesor de derecho en la Universidad del Estado de Río de Janeiro, Ricardo Lodi. Ambos fueron nombrados por la defensa del Partido de los Trabajadores y declararán a favor de Rousseff.
Por el momento, los sondeos previos a la votación indican que 52 senadores están a favor de la destitución, 18 en contra y 11 son los indecisos. Para que Rousseff sea definitivamente apartada de su cargo se debe alcanzar el mínimo de 54 votos.
El juicio político contra la presidente suspendida de Brasil ya tuvo dos días de creciente tensión, continuas descalificaciones e insultos, que llevaron al presidente del Senado, Renán Calheiros, a decir que se sentía en un «manicomio», y aseguró: «No podemos presentarle este espectáculo a la sociedad».
Los defensores de Rousseff intentan dilatar el proceso para evitar que el debate continúe sumando votos en su contra mediante la presentación de numerosas cuestiones previas que motivaron las protestas de la mayoría adversa.
El enfrentamiento dialéctico subió de tono y el propio presidente del Senado llegó a perder la compostura cuando se discutió con la senadora Gleisi Hoffmann, una de las más fieles escuderas de Rousseff.
Hoffmann declaró abiertamente que el Senado «no tiene ninguna moral para juzgar» a la mandataria. La declaración de Hoffmann disgustó al Senado y el propio Calheiros la consideró «el colmo», tras lo cual hizo uno de los más duros pronunciamientos vistos desde el comienzo del proceso.
«¿Cómo una senadora puede decir una cosa como esa?», declaró Calheiros en el pleno del Senado, y recordó que Hoffmann y su esposo, el ex ministro Paulo Bernardo Silva, también son investigados por presunta corrupción en la Corte Suprema.
La votación que decidirá la suerte de Rousseff está prevista para el martes o miércoles de la próxima semana y es cuando la presidente podrá perder definitivamente el poder si así lo decide la mayoría calificada de 54 votos entre los 81 senadores.