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(CNN) – Atrapado entre la modernidad y 20.000 años como cazadores-recolectores, el pueblo San está en una encrucijada.

Estas personas del pueblo indígena en el sur de África son nuestros ancestros humanos más antiguos, las pruebas de ADN demuestran que los San son descendientes directos de los primeros Homo sapiens. Pero hoy en día su cultura, sus tradiciones y el patrimonio están en riesgo de perderse para siempre.

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Los San viven a través de Sudáfrica, Botswana, Angola y Namibia. En Botswana se les conoce como los Basarwa, y allí viven un estilo de vida nómada que en gran medida ha permanecido inalterado durante miles de años.

«La cultura es algo que puede morir y debemos entender que la cultura es dinámica», dice Bihela Sekere, parte de la población indígena que anteriormente trabajó en la Alta Comisión de Botswana en Londres.

Sekere creció en la Reserva de Caza del Kalahari Central, el segundo más grande de su tipo en el mundo, y fue un cazador, como había sido su padre. Pero en 1997 el gobierno comenzó a retirar a los Basarwa de la reserva, con el pretexto de proteger la zona e integrar a la comunidad en la sociedad.

Ahora están en un pueblo de reasentamiento, donde la transmisión de las tradiciones ancestrales se ha vuelto cada vez más difícil.

«Algunos de los niños, niños Basarwa, son llevados a las escuelas (y) pueden perder su cultura, ya que se enseñan otras formas de vida», explica Sekere. «Para comenzar con la lengua – si se les enseña setswana e inglés, significa que el lenguaje va a sufrir».

Sekere también dice que el famoso baile de trance, un estandarte de la cultura Basarwa, es algo que algún día podría sufrir a manos de la música moderna, que suena en las radios y teléfonos móviles de los jóvenes.

La esperanza no se pierde, sin embargo, mientras haya quienes están dispuestos a preservar la cultura indígena. Xontae, un hombre de la tribu, guía a los curiosos para que vean algunos de los monumentos más grandes de su pueblo, incluyendo las montañas Tsodilo, donde se pueden explorar 4.500 pinturas rupestres que datan de la Edad de Piedra. Mientras tanto, el Proyecto de Arte Kuru busca revivir la creación artística entre los Basarwa.

La artista caribe británico Ann Gollifer, que es parte de la iniciativa, dice que el trabajo que crean los Basarwa principalmente representa un estilo de vida de cazador-recolector de antaño. El uso de medios modernos para pintar las tradiciones antiguas, ha permitido crear obras de arte que se han vendido en todo el mundo.

Es una prueba de que la cultura es dinámica, maleable y susceptible de cambio – para bien o para mal. Pero con voluntad y determinación, Sekere cree que los Basarwa tiene lo que se necesita.

«La cultura por sí misma, es lo que te hace que lo que eres … Nos corresponde a nosotros, los jóvenes, aprender de estas personas de edad para promover nuestra cultura y para preservarla mientras aún están vivos».