AGENCIAS
(agosto 23/2016) Durante los últimos veinte días, el mayor evento deportivo del planeta, celebrado en Río de Janeiro, acaparó la atención de los brasileños, que en su mayoría optaron por el pasatiempo olímpico y dejaron de lado la severa crisis económica y política del país.
Sin embargo, el proceso contra la mandataria avanzó sin pausas, no respetó la «tregua olímpica», y en medio de la distracción que han constituido los Juegos llegó a su fase definitiva, en la que finalmente se decidirá la suerte de Rousseff y, con ello, la del presidente interino Michel Temer.
El capítulo final del proceso de destitución de Rousseff, que se arrastra desde diciembre pasado, comenzará el próximo jueves, cuando el pleno del Senado se reunirá para escuchar por última vez a los testigos de la parte acusadora y de la defensa.
Dos en el primer caso y seis en el segundo, que declararán durante dos días y luego, el lunes 29, presentará su testimonio la propia Rousseff, quien ha decidido ejercer su defensa personalmente por primera vez desde que se instauró el proceso.
La mandataria está acusada de irregularidades fiscales que ella niega, sólo espera «justicia» y que reconozca su alegada inocencia.
Sin embargo, según los últimos trámites del proceso, Rousseff se verá con un Senado hostil, que en una votación previa a la fase que empieza este jueves respaldó la continuidad del juicio.