SHIRLEY ESCALANTE/BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico-agosto 23/2016) El Hogar de Ancianos Santa Teresa Jornet, un ambiente que está lleno de historias de dolor, rabia, impotencia, está conformado por 150 personas de la tercera edad que por diversas razones se encuentran internados en el lugar.
Al ingresar al asilo todo parece normal e incluso da la impresión de que es un lugar alegre, pero a medida que se avanza al interior el inmueble se encuentra una línea de abuelitos que sentados en su respectiva silla se calientan con los rayos solares.
Rostros de tristeza, soledad, quienes con vista a la puerta esperan la llegada de algún familiar que los visite, sin embargo son muy pocas las personas que frecuentan el hogar de ancianos en Tarija.
La monja que atiende a los ancianos dio a conocer que son varias las historias de los abuelitos, quienes en su mayoría se quedaron en el hogar porque sus familiares no tienen tiempo para cuidarlos, puesto que muchos de ellos deben seguir una rutina de medicación para conservar en óptimas condiciones su salud.
“No es fácil atenderlos ya que cada uno tiene un problema diferente”, dijo la responsable.
La trabajadora social Mónica Pérez explicó que el asilo hace referencia a aquella práctica que a través de la cual se le brindará amparo y protección a una determinada persona o varios individuos como consecuencia de diversas situaciones y motivos que les acontecen y por los cuales se han quedado sin esa mencionada protección.
“Son tantos casos por los cuales dejan a los abuelitos en el asilo que es para sentarse y llorar”, dijo Pérez.
Por otro lado, sostuvo que los adultos mayores al llegar a una determinada edad buscan el consuelo y atención de los familiares, porque con el pasar del tiempo no tienen la misma energía.
¿Por qué los hijos abandonan a sus padres cuando son mayores?
Pérez dijo que cuando los padres comienzan a ponerse mayores y ven que sus hijos, ya no los visitan con tanta asiduidad como antes, envueltos en pena, comienzan a pensar: “¿por qué a nuestra avanzada edad no tenemos tan siquiera el derecho de disfrutar un poco a nuestros hijos ya grandes y nietos en nuestra angustiada y soledad vida, cuando antes en nuestra vida era todo alegría?”. (eP)