CLARIN
La decisión del Máximo Tribunal, de frenar la suba de gas y que pararía la de la luz, arroja consecuencias económicas sobre tres frentes: la macroeconomía, los balances de las empresas y, finalmente, el consumo de energía. Tres dagas sobre distintas esferas de la economía. A continuación, un resumen.
- Impacto macroeconómico
Un cálculo que circulaba en los despachos oficiales a última hora decía que el costo fiscal de la medida sería $20.000 millones. Ese será el monto que el Tesoro deberá destinar a más subsidios por al atraso que ocurre para corregir las tarifas planchadas. El Gobierno, como consecuencia del fallo de la Corte, debe decidir si para financiar ese monto emite más deuda, emite más pesos o reasigna gasto. Cualquiera de esas decisiones tendrá impacto macroeconómico. Todo indica que será la última.
Para Dante Sica, ex secretario de Industria y director de abeceb.com, el impacto sería todavía mayor: rondaría entre $30.000 y $35.000 millones. “Esto sumará presión al déficit fiscal”, opina Sica. Otro impacto será sobre la tasa de inflación de agosto que mide el INDEC y privados y que se conocerán en septiembre: el índice de este mes computará la baja de tarifas. Para los privados, el dato podría arrojar deflación, esto es, que los precios ahora estén bajando en lugar de subiendo.
- Impacto en las firmas
El fallo retrasará inversiones en las firmas de distribución, ya sea de luz o gas, porque su caja se resentirá y estarán peor que antes. Sin embargo, hay quienes creen que ello no es tan así porque en realidad aún no hay inversiones en el sector ni tampoco planes. El impacto sobre las empresas productoras de gas podría ser menor porque allí el Gobierno aún cuenta con margen de acción.
Aunque también el consorcio de productores de gas enfrenta la incertidumbre de que la suerte del precio en boca de pozo se resolverá en una audiencia.
- Impacto en el consumidor
Los consumidores no tienen incentivos a reducir su gasto de gas o luz porque las tarifas ya no premian el mayor ahorro. Y esto generará un beneficio para los sectores más ricos y para la porción de la población usuaria del gas de red porque en definitiva el 40% de los hogares de este país, no tiene ese servicio: utilizan garrafa (5,2 millones de hogares).
El Gobierno calcula que durante el invierno los hogares de tarifa más alta consumen veinte veces más que los hogares de tarifa más baja.