Ester Chaym
La economía, vocablo que viene del latín oeconomía, y este del griego: οἰκονομία oikonomía, de οἶκος oikos, “casa”, y νόμος nomos, ley “o buena administración de la casa” es simplemente la ciencia social que estudia:
La extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios para toda la población de un país, por ser sus habitantes, los legítimos propietarios de todos los recursos.
En otras palabras, la economía estudia la forma o medios de satisfacer las necesidades reales humanas mediante recursos que son escasos y pueden ser destinados a diferentes usos, previa autorización de todos. Pero principalmente, la economía es la forma en la que las personas y sociedades sobreviven, prosperan y funcionan; en este sentido es nuestro modo de relación con la Naturaleza.
Entendiendo lo expresado anteriormente se podría definir la economía como la ciencia que analiza e implementa “cómo se organiza una sociedad para producir sus medios de existencia que, distribuidos correctamente entre todos sus miembros y consumidos por ellos equitativamente, permiten que la sociedad pueda producirlos de nuevo y así sucesivamente, proveyendo con ello, de una forma constantemente renovada, la base material para el conjunto de la reproducción de una sociedad sana, justa, feliz y armónica” como es el caso de Islandia.
En el cambio al siglo XXI, el expansivo dominio de la economía en las ciencias sociales se puede denominar como la ciencia madre para una vida honorable. Para un Vivir Bien verdadero.
El fin último de la economía es mejorar las condiciones de vida de las personas humanamente y ecológicamente sin ser depredadores. Suena fácil pero ¿por qué fácil si puede ser difícil?
¿Me equivoco? Los seres humanos tenemos cierta tendencia a hacer lo fácil, difícil… a que la felicidad se convierta en una piedra colgada al cuello.
El ritmo de vida al que alegremente nos sometemos, obligaciones laborales, presiones sociales, emocionales, responsabilidades y cargas familiares y la mente intoxicada de información y repleta de cosas que consideramos imprescindibles para ser “felices”, con un capitalismo puro, que no es otra cosa que comprar con un dinero que no tenemos, objetos que no necesitamos, para hacer dar envidia a gente que no nos cae bien; necesidades innecesarias.
Gastamos una buena parte de nuestra energía y tiempo, nuestra única vida en eso. No tendremos la posibilidad de repetir ninguna escena, tal como en el teatro. La vida no es una filmación que si lo hacemos mal, cortamos y repetimos la escena y listo. Así pasamos complicándonos la existencia diariamente.
“Corriendo de un lado para otro con la sensación de que no llegamos a nada, haciendo colección de objetos inútiles, habitaciones y estanterías repletas de cachivaches, colección de sentimientos negativos…”
La propuesta de los humanistas y ecologistas de Tarija es: ¡Libérate!
“Libérate de todo lo que supone un exceso de equipaje en tu día a día, en tu ser, en tus relaciones y en tu región simplemente…¡Simplifica tu vida! Para ocuparte de lo realmente es importante”.
Decisiones y emociones no deben sobrecargar la vida, así tener tiempo para ocuparse de lo esencial: Vivir Bien siendo activos en las decisiones que se toman a nuestro nombre.
¿Cómo? Convirtiéndonos en actores de nuestra vida y hacerlo bien para que cuando caiga el telón tengamos un buen aplauso. ¿Contribuimos a evitar problemas? ¿Hacemos felices a otras personas de verdad? Orden en la vida, en las obligaciones, en las emociones y en los pensamientos. “Pensar es gratis”. “No pensar sale carísimo“.
Separar diariamente lo esencial de lo superfluo; buscar lo que nos falta en lo que ya tenemos; estar más en conformidad con nosotros mismos y alertas a lo que podemos mejorar, evitar errores y desgastes en especial cuando se trata de nuestra Naturaleza e inmediato entorno.
Proponer soluciones alcanzables. Simplificar la vida es dar un trato privilegiado a lo esencial. Cultivar día a día la simplicidad, es sembrar semillas de tranquilidad y bienestar, dar espacio a nuestro verdadero ser.
En otras palabras, todas las Leyes están contenidas en “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, que es un precepto fundamental. Todas las fuentes de conocimiento están a nuestro alcance con los actuales medios de comunicación. El Mandamiento «Amarás a tu prójimo, como a ti mismo» (Levítico 19-18).
Este conocimiento emocional es mucho más profundo porque afecta a la manera en la que la persona conduce su vida, cómo trata a los demás, a la Naturaleza, a los Animales y el respeto que tiene o no con el vital elemento Agua, por el que actualmente ya hay guerras.
Vivir con la convicción de que no se es omnipotente ni somos propietarios del mundo ni del poder. Consecuentemente, cualquier meta es posible y el camino para lograrla fácil.
El humanismo y la ecología nos enseñan a levantarse y tomar la responsabilidad de nuestra vida, nuestra región, el mundo. ¡La inactividad es el opio de las masas!
Imagínate preguntándole a los conquistadores Romanos: “Los griegos se están muriendo de hambre, ¿no es eso terrible?”. Ellos dirían: “¿De qué hablas? es la mejor noticia que hemos escuchado! ¡Vamos a la guerra!”. Hoy en día nada cambió, sólo los escenarios.
El humanismo y la ecología dicen que se puede hacer algo al respecto. Todo lo que hay que hacer es asumir responsabilidad, es nuestro problema. No tomamos a nuestra responsabilidad seriamente. No reconocemos que cambiar el mundo y hacerlo mejor es nuestra responsabilidad. No estamos resueltos a hacer el esfuerzo.
Tarija y Bolivia son un inmenso territorio con inmensas riquezas más que aptas para que todo sea fácil:
1.098.581 km² para tan sólo 11 millones de habitantes. Cada habitante podría tener una hectárea heredable de tierra para hacerla producir. Con tan sólo media hectárea (ver John Seymor «Mi vida en el campo») se puede alimentar a una familia de 10 personas, con cultivos rotativos, unos pocos árboles frutales, una vaca que de leche y algunas gallinas con su gallo.
Fomentar en las personas, y en particular en la juventud una actitud positiva hacia la labor agrícola; ayudar a desarrollar actividades culturales y educativas; inculcar la importancia de un hogar acogedor y de la familia; fomentar ,especialmente entre la gente joven, el deseo de mejorar y elevar el nivel de vida; enseñar Economía Doméstica es decir Economía para organizar mejor un país; asesorar en la limpieza de la “casa”, región, país y del patio, en colaboración con una filosofía humanista y ecológica.
Según las normas y la ética de los humanistas y ecologistas de Tarija, en su región no deberían existir familias pobres, y como las hay, y no sólo por alguna desgracia, sino por la mala administración de la Economía regional, entonces los miembros de las comunidades y los-pronto-a-revivir barrios ideales, estarán dispuestos a colaborar para solucionar regionalmente ese problema económico.