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La rápida expansión del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) además de dejar miles de víctimas inocentes en todo el mundo, acrecienta día a día el temor ante la amenaza terrorista. Luego de ver la brutalidad con la que se maneja el grupo yihadista, una de las mayores preocupaciones de las potencias occidentales y los países árabes es el acceso del ISIS a las armas químicas.
En un reportaje con la revista Foreign Policy, Abu Ahmad, terrorista sirio que militó para ISIS reveló cómo la organización logró apoderarse de un peligroso arsenal químico.
El grupo liderado por Abu Bakr al Baghdadi nació en parte por la desintegración de facciones del Frente al Nusra, filial armada de Al Qaeda en Siria. Uno de esos bandos fue precisamente el que secuestró el armamento en diciembre de 2012, cuando todavía respondía a la red terrorista creada por Osama bin Laden. Fue luego de tomar el Regimiento 111, una gran base militar cerca de la ciudad de Darat Izza, en el norte del país.
El primer intento de los rebeldes fue defendido con éxito por las fuerzas sirias de Bashar al Assad en noviembre de ese año. Pero las bajas temperaturas de diciembre consolidaron la ofensiva yihadista, recordó Abu Ahmad.
«La base era una mina de oro: había armas, artillería, municiones y vehículos«. Sin embargo, en el fondo del Regimiento 111 los terroristas del Frente al Nusra se encontraron con algo «muy valioso» y a la vez extremadamente peligroso: «Un depósito de armas químicas«.
Los combatientes eran conscientes de que se encontrarían con municiones y armas, pero no sabían que la base militar contaba con arsenal químico, según el yihadista que formó parte de la operación contra el régimen sirio.
Abu Ahmad reveló que en el depósito había «barriles llenos de cloro, sarín y gas mostaza«. «Lo que siguió fue la distribución del botín de guerra», amplió.
«Todo el mundo tomó un poco de municiones y armas. Pero sólo el Frente al Nusra tomó las armas químicas«, narró el terrorista, quien detalló que la filial de Al Qaeda transportó el botín en diez grandes camiones, con 15 contenedores de gas cloro y gas sarín para llevarlo a un lugar desconocido. En cambio, el yihadista no supo qué pasó con el gas mostaza.
Tres meses más tarde, se produjo un choque entre grupos rebeldes y las fuerzas sirias en Khan al Assal, cerca de Alepo. La prensa internacional informó la muerte de 26 personas, entre ellos 16 soldados y diez civiles.Ambas partes se acusaron mutuamente por la utilización de armas químicas, por primera vez desde el inicio del conflicto armado.
A partir de abril de 2013, apenas unos meses después del operativo en el que el Frente Al Nusra se había apoderado del armamento químico, Abu Ahmad y sus compañeros comenzaron a preocuparse por la expansión de Abu Bakr al Baghdadi en Siria. Había crecientes tensiones entre el Estado Islámico, por entonces un califato naciente, y el brazo armado de Al Qaeda. «Fue un tiempo confuso en el mundo yihadista sirio», reconoció el terrorista.
Algunas facciones del Frente Al Nusra empezaron a desintegrarse para unirse a ISIS, mientras que la filial de Al Qaeda trabajaba fervientemente para mantener la fidelidad dentro de sus filas. Como nunca antes, los grupos terroristas sirios se disputaban territorios, bases militares y armas.
En agosto de ese año, Abu Ahmad recibió ciertas noticias que le hicieron pensar que la facción del Frente Al Nusra que se había apoderado de las armas químicas se había unido al Estado Islámico y que había empezado a utilizarlas en contra de sus enemigos.
En pleno auge de ISIS, Abu al Azir, uno de los hombres a quien Abu Ahmad había prometido lealtad, mencionó la utilización de productos químicos en dos ocasiones contra el ejército sirio.
El primero fue un coche bomba en un puesto de control de las fuerzas de Al Assad, cerca de la localidad de Al Hamra. El otro, también con un coche bomba lleno de productos químicos, se llevó a cabo cerca de la base aérea de Menagh, a pocos kilómetros de Alepo, indicó Abu Ahmad.
Al escuchar el relato de Abu al Azir, Abu Ahmad recordó ese día de diciembre de 2012 en que los yihadistas invadieron el Regimiento 111 y se apoderaron del armamento químico, sin haberlo planeado. La primera pregunta que se le vino a la mente es si el arsenal utilizado en los dos ataques era parte del cargamento secuestrado.
En la actualidad, los especialistas en la materia sostienen que ISIS aún conserva ese peligroso armamento. Incluso en 2015 se registró un ataque contra los rebeldes sirios en la ciudad norteña de Marea, en el que se denunció el uso de gas mostaza.
El 31 de agosto de ese año, Salih Yilmaz, un ex soldado holandés que se unió al grupo yihadista, reconoció a través de un artículo publicado en su blog que ISIS efectivamente contaba con armas químicas.