(INFOBAE) Saber reconocer a tiempo que el calzado ya cumplió su vida útil es esencial para evitar lesiones. Tres especialistas explicaron a Infobae cómo hacerlo y qué “kilometraje” es el máximo permitido.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los recién iniciados en el mundo del running es cuándo deben cambiar de zapatillas, herramienta clave para no solo potenciar el rendimiento de todos los apasionados sino también para el cuidado del físico, ya que su uso en condiciones inapropiadas puede provocar diversas lesiones.
Para diferentes disciplinas atléticas el calzado resulta un elemento fundamental y, como todo, tiene un período de vida útil. Por lo que a pesar de que el aspecto externo se presente aparentemente bueno, esto no significa un estado adecuado para tomar la calle o el gimnasio. Para los deportistas -amateurs o profesionales- fallar en esta cuestión puede tener un efecto negativo tanto la productividad como en la salud.
Predecir la duración exacta es imposible de determinar, ya que depende de varias circunstancias. Guillermo Balmas, head coach del «Balmas Team», un equipo de runners, explicó: «En principio hoy cada marca tiene un estimativo de duración, pero hablando de una zapatilla de entrenamiento o de entrenamiento liviano, éstas duran entre 700 y 800 kilómetros de vida útil. Luego de ese período, por fuera están impecables, pero su suela, su confort y su seguridad de protección ya está próximo a su fin».
«Realmente los corredores, salvo en el caso del entrenamiento o carreras de montaña, no rompemos zapatillas. Por lo general ni se nota el desgaste, pero la zapatilla va perdiendo su estructura, por lo que nos hace pisar mal con el advenimiento de varias lesiones, por eso hay que respetar los kilómetros de uso», aclaró Marcelo Perotti, profesor de educación física y personal trainer.
Los indicios para renovar
Más allá de la aspecto de las zapatillas existen otros factores a los que seguir con atención. El peso corporal, el lugar donde se desarrolle la actividad o la técnica de carrera son puntos importantes para saber cuál es el calzado conveniente y, además, conocer el momento oportuno para cambiar.
Al respecto Ezequiel Kelis, atleta y entrenador del «Elite Running Team», comentó: «La superficie y el peso corporal son de gran importancia a la hora de elegir zapatillas. Sobre todo la superficie y la distancia que se piensa correr. No es lo mismo correr carreras cortas o largas, o correr en asfalto que en superficies de ripio o montaña. Lógicamente estas últimas van a sufrir más desgaste».
«En mi caso le presto mucha atención al momento en que la zapatilla se ‘flexione’. Si tiene una buena articulación o no. Y en cuanto a la duración no mido en kilómetros. Sí en tiempo. Tengo un par de zapatillas por año aproximadamente. Además de unas que son para montaña y otro par para asfalto», agregó Kelis.
El estado físico ofrece señales. El continuo desgaste hace que las zapatillas pierdan absorción, reflejando su incidencia a través de dolores en todo el cuerpo y generando diferentes tipos de riesgos. Algunos de estos indicadores pueden ser fatigas, calambres o dolencias articulares.
En base a su experiencia, Balmas dijo: «Si no se cambian a tiempo, las consecuencias pueden ser lesiones y resentimientos musculares. Los síntomas de sentir ‘vencido’ un calzado son molestias incómodas en sóleos, maléolos, tibiales anteriores, tendón rotuliano».