(INFOBAE) El plenario del Senado de Brasil vota este martes si Dilma Rousseff debe ser sometida a un juicio de destitución. La sesión se extenderá por unas 20 horas y será dirigida por el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski. Bastará que una mayoría simple -mitad de los presentes más uno- apoye la acusación para avanzar hasta la fase definitiva del proceso.
En las primeras horas de la sesión, senadores que apoyan a Rousseff exigieron la suspensión del juicio, por sospechas de corrupción contra Michel Temer. Según denunció la reconocida revista brasileña Veja, el presidente interino que sustituye a la mandataria, pidió millones de dólares en apoyo financiero al empresario Marcelo Odebrecht, encarcelado por su participación en la red de sobornos de Petrobras.
La solicitud fue rechazada por Lewandowski, quien consideró que las sospechas contra Temer «son ajenas» a lo que el Senado discute y que no pueden «confundirse» con el juicio político al que responde la mandataria.
En caso de ser aprobado el informe del senador socialdemócrata Antonio Anastasia (PSDB), quien recomendó destituir a la mandataria por haber cometido un «atentado contra la Constitución», Rousseff sólo tendrá una última oportunidad para evitar ser destituida.
Rousseff, que fue suspendida del cargo Al frente del Ejecutivo el último 12 de mayo, denunció que su vice, Michel Temer, que la reemplaza provisoriamente, orquestó un «golpe» en su contra.
Acusada de haber violado la Constitución al aprobar gastos sin la venia del Congreso y suscribir decretos para financiar al Tesoro con la banca pública, Rousseff podría perder su mandato y quedar inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años.
«La presidente está cada vez más aislada, un aislamiento muy acentuado, que se agravó en las últimas semanas y que incluye hasta su propio partido. No tengo ninguna duda de que, al igual que en el juicio definitivo, la votación será a favor del impeachment y será destituida», dijo a la agencia de noticias AFP el senador Aloysio Nunes, del PSDB y líder del frente oficialista de Temer.
En la otra orilla, la senadora Vanessa Grazziotin, aliada a Rousseff, coincidió: «Lo van a conseguir con bastante facilidad. No tenemos muchas expectativas».
Diez días atrás, Temer pidió acelerar el impeachment porque la gente «necesita saber quién es el presidente». Si el Senado así lo decide, el juicio comenzaría en torno al 25 de agosto, cuatro días después de la clausura de los Juego Olímpicos de Río 2016. Durará cinco días.
Una amplia mayoría de los congresistas considera que la ahijada política del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva será derrotada en la votación que se celebrará el último día. Destituirla requerirá el apoyo de al menos dos tercios (54) de los 81 senadores.
En caso de ser destituida, Rousseff sería el segundo jefe de Estado brasileño que pierde su mandato a manos del Congreso en 24 años. El anterior fue el hoy senador Fernando Collor en 1992.