Mucho se dijo y especuló sobre el 6 de agosto y la presencia del Presidente Evo Morales y la plana mayor del gobierno en Tarija y lo que haría el Gobernador Adrián Oliva en un escenario de crisis, déficit financiero, débitos automáticos, números bajos por regalías, reuniones frustradas e incertidumbre generalizada. Evo cumplió su agenda al pie de la letra y Oliva estuvo en Bermejo, bastión patrio donde comenzó toda esta historia de los hidrocarburos, al ser el lugar donde se descubrió petróleo en Bolivia, allá por 1924.
Más allá de lo que diga cada quien, es evidente que la relación entre Gobierno-Gobernación y viceversa, no pasa por sus mejores momentos y la brecha entre la situación actual y una posible salida se hace más grande. No se ve luz al final del túnel y eso debe preocuparnos a todos, sin duda el Gobierno tiene alternativas para superar este momento y deberían ponerse sobre la mesa con no mas límites que los legales pero también la Gobernación deberá pensar seriamente en priorizar sus recursos, es difícil decir o aceptar que no se hagan obras pero se tendrá que analizar ir cubriendo como se pueda y con lo que se pueda las deudas pendientes y que tiene a mal traer al empresariado local, sobretodo las constructoras.
Es absolutamente necesario encontrar el punto que viabilice un encuentro serio, responsable con objetivos claros que permitan resultados concretos y a corto plazo, un actor que puede ser decisivo es el Presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, William Guerrero, que goza de varias «cualidades» hoy por hoy… primero, es tarijeño, luego, es del Movimiento al Socialismo, también se ha convertido en el referente más visible del oficialismo y según se sabe, es escuchado por el Presidente Morales. Dependerá de él en gran medida, sin olvidar que Evo es quien tiene la última palabra… pero también de la apertura que el Gobernador Oliva demuestre para ir dejando «cargas» que sólo perjudican, tomando en cuenta que es su gestión y por sus resultados se la recordará. Todos, absolutamente todos estos actores políticos deben ver y saber que es el pueblo el que padece las más duras consecuencias y quien espera que se piense también en él.