VÍCTOR BURGUETE
@Vburguete
Las nuevas tecnologías, internet, y la universalización del inglés, se han convertido en uno de los principales enemigos de la lengua española. La inmediatez de las comunicaciones provoca que muchos hablantes sacrifiquen la buena ortografía tanto en servicios de mensajería instantánea como en redes sociales. En medio de toda esta vorágine, los signos de puntación exclamación e interrogación son los que más sufren las consecuencias. Está situación empieza a devenir en un hábito al que incluso se han mal acostumbrado algunos de los periodistas o medios de comunicación.
Es por eso que conviene recordar estos aspectos que aunque seguramente son ya sabidos muchas veces se tienden a olvidar. En español, según recuerda la Fundación del Español Urgente (Fundeu), las preguntas directas y las exclamaciones requieren dos signos: el de apertura y el de cierre. Por lo tanto, se considera falta de ortografía omitir el signo de apertura, aunque sí es válido escribir solo el de cierre entre paréntesis para mostrar extrañeza «(?)» y sorpresa «(!)».
En otros idiomas como el inglés, solo existe un signo de cierre de interrogación y de exclamación, sin embargo, en español, la lengua que se habla mayoritariamente en Bolivia y que usan más de 550 millones de hablantes, han de utilizarse obligatoriamente los signos de apertura y de cierre cuando son oraciones exclamativas o interrogativas.
Estos signos presentan también otras confusiones cuando van seguidos de otros signos de puntuación. Según explica la Fundeu la pregunta o la interjección puede ir seguida de otro signo de puntuación: «La ciencia y la técnica, ¿quién lo duda?, necesariamente progresan». Si no va seguida inmediatamente de otro signo porque coincide con el final de la oración, se sobrentiende que hay un punto, que no se escribe tras la interrogación o la exclamación de cierre: «¿Cuál es el futuro del juez en excedencia? La primera opción es convertirse en europarlamentario» (y no «… en excedencia?. La primera…»).
En relación a las mayúsculas, cuando el comienzo de la oración no coincide con el de la frase, lo apropiado es la minúscula: «Siempre se plantea la misma duda: ¿qué comer?», «Pero ¿cuál es su futuro?». Sin embargo, cuando se yuxtaponen varias preguntas, estas puede ir separadas por los signos de coma, punto y coma, punto o incluso dos puntos, según se considere más apropiado, aplicando la mayúscula y la minúscula como corresponda: «¿Cómo lo hizo? ¿Cuándo?», «¿Cómo lo hizo?; ¿cuándo?» o «¿Cómo lo hizo?, ¿cuándo?».
Por la misma razón, en citas directas, dolor de cabeza para muchos de los periodistas, se siguen las pautas ortográficas que les son propias: mayúscula inicial y punto tras las comillas (este ejemplo está en cursiva y no entrecomillado para que se vea la puntuación): El papa le preguntó: «¿Cómo está Cristina?». Pues ya lo sabes, ¡no dejes escapar ningún signo!