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(agosto 03/2016) La población de Villa Adela, una populosa barriada en la ciudad boliviana de El Alto, de mayoría indígena, lloraba el martes la muerte del mayor catequizador de los últimos 50 años en el país andino amazónico, el asceta cura alemán Sebastián Obermaier.


Una disfunción cardiaca, que en 2010 lanzó su primera advertencia, apagó la vida de este austero sacerdote alemán a los 81 años, 40 de ellos dedicados a la reafirmación de la Iglesia Católica en la ciudad de El Alto.

Recordado por el trepidar de su verbo y acción durante la insurrección popular, bañada en sangre por fuerzas uniformadas en El Alto en 2003, Obermaier pasó de un sueño finito a otro infinito en el lugar donde eligió morir, temprano el martes.

Nacido en el poblado bávaro de Rosenheim, el 24 de octubre de 1934, Obermaier, que propugnó la Teología de la Liberación como nadie en Bolivia, acicateó la construcción de 70 iglesias y parroquias católicas en El Alto, la cuarta ciudad más poblada y pujante de Bolivia, donde mandó a construir, con fondos comunes de colecta pública, donación e indulgencias, 34 escuelas.

El Alto, de un millón habitantes y que acoge el aeropuerto que sirve a La Paz, se ha convertido en la ciudad de los campanarios albiverdes, del tipo bávaro.

«Son muchas obras que hizo en El Alto, porque entregó su vida a esta ciudad», dijo a la prensa boliviana monseñor Eugenio Scarpellini.

A esa ciudad, por entonces en ciernes y producto del rebalse de La Paz que la contorna, llegó este personaje allá por 1976 y se instaló en Villa Adela, una barriada constituida en base de planes de vivienda social para los trabajadores del seguro de la salud.