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Las preocupaciones sobre la capacidad de India para satisfacer su demanda energética en los próximos años -su población no deja de crecer y pronto superará a China- podrían tener los días contados, al igual que las expectativas de que las economías del mundo sean capaces de reducir la emisión de gases de efecto invernadero a tiempo para evitar el desastre climático que se avecina. La culpa de este cambio de perspectivas la tiene un hallazgo realizado frente a las costas del subcontinente por científicos locales asistidos por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y el Gobierno de Japón: el mayor depósito de hidrato de gas del planeta.
Tal y como recuerda el USGS, el hidrato de metano es una forma de acumulación del mineral, que se presenta atrapado en una estructura cristalina de agua. Pese a que inicialmente se creía que este tipo de compuestos sólo podían existir fuera de nuestro planeta, recientes investigaciones han demostrado que también se encuentra bajo las capas de depósitos sedimentarios en el suelo oceánico.
Se puede, por tanto, explotar y separar de él el hidrocarburo que luego será utilizado para alimentar la maquinaria de la economía mundial. Aunque los científicos no se han atrevido a estimar la cantidad que puede albergar el yacimiento encontrado en la Bahía de Bengala, sí que lo han calificado como «vasto» y han detallado además que su concentración del preciado gas -cuya combustión agravará el proceso de cambio climático ya desencadenado- es «altamente enriquecida».
Pese a que hasta la fecha se habían encontrado algunos depósitos de este tipo en suelos oceánicos de los polos, esta es la primera vez que se descubre un yacimiento de estas dimensiones, y cuyo volumen podría servir para que India reduzca su posición neta importadora en el mercado mundial de combustibles fósiles de efecto invernadero.
El USGS señala además que las reservas mundiales de este gas atrapado en forma de hidratos superan a las ya conocidas de gas natural convencional (extraído con pozos que en ocasiones se asocian a yacimientos petrolíferos, y con la polémica y contaminante técnica de la fractura hidráulica o fracking).