REDACCIÓN/BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico- agosto 01/2016) El próximo viernes 5 de agosto en Brasil darán inicio los Juegos Olímpicos 2016, las primeras Olimpiadas que se celebrarán en territorio sudamericano. La competencia deportiva más importante del mundo llega en un momento en el que el país vecino atraviesa una de las peores crisis políticas de su historia tras el impeachment a la presidenta Dilma Rousseff. A eso se suma la creciente inseguridad en las calles, las continuas protestas en las calles de uno y otro bando político, la proliferación del virus zika y la amenaza terrorista del ISIS, que ha llevado a las fuerzas brasileñas a detener a varios personas acusadas de tramar posibles ataques.
Roussef se enfrenta a un juicio político y se espera que el Senado vote en su contra en la última semana de agosto, con lo que el presidente interino, Michel Temer, podría asumir el cargo de forma oficial pocos días después del fin de los Juegos el 21 de agosto una situación compleja que se suma a los cientos de manifestantes que continúan marchando en el país. La última protesta en contra de Roussef se llevó a cabo ayer domingo en la calles de Río de Janeiro.
En medio de esa inestabilidad política, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil decidió destituir por razones políticas hace apenas dos días al maestro de ceremonias del evento, el embajador Fernando Igreja, responsable de organizar la recepción de los jefes de Estado. El motivo, según reportaron algunas fuentes a las agencias internacionales, fue que se le consideraba ligado al Ejecutivo de la suspendida Rousseff.
Amenaza terrorista
El terrorismo se ha convertido en los últimos tiempos en una amenaza global, como confirman los últimos atentados más recientes en Niza o Múnich, lo que ha llevado a Brasil a detener desde el 21 de julio a 12 sospechosos de preparar atentados e intentar contactar con el Estado Islámico.
Fue la primera aplicación de la nueva ley antiterrorismo aprobada este año. Los supuestos terroristas se convirtieron en motivo de broma en las redes sociales: no tenían armas ni entrenamiento militar, no se conocían personalmente y hablaban por los servicios de mensajería móvil WhatsApp y Telegram. Sin embargo, masacres como las de Niza o Múnich fueron perpetradas por hombres con un perfil no muy distinto.
La amenaza es real y el propio secretario General de la Naciones Unidas Ban Ki Moon pidió días atrás en un comunicado una tregua Olímpica en todo el mundo durante la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río de Janeiro.
«Aunque una visión tan ambiciosa puede parecer imposible, el espíritu olímpico nos llama a estar a la altura del desafío», dijo Ban, quien recordó que la idea de los Juegos es siempre ir más allá de los límites que se creen posibles.
Inseguridad en las calles
Pero el terrorismo no es lo que más preocupa a las autoridades brasileñas sino que la inseguridad y la delincuencia en las calles del país resulta un problema más cercano y actual.
En el Estado de Janeiro, según reportó en un reportaje el diario estadounidense The New York Times, tuvo casi 2100 homicidios de enero a mayo del 2016, 13 por ciento más que en el mismo periodo de 2015, o lo que es lo mismo las cifras de muerte de un ataque como el de Niza por semana.
Para muchos brasileños, el crimen común es una amenaza mucho más inmediata y cotidiana que el terrorismo. No obstante, esa percepción no hace al terrorismo una amenaza menos peligrosa y real.
Epidemias
El virus zika se ha convertido en una preocupación internacional alimentada por los medios de comunicación de todo el mundo. En Brasil por sus condiciones de clima tropical es uno los países en los que habita el mosquito Aedes agyptae, vector trasmisor de enfermedades como el zika, el chikungunya o el dengue. De todas estas enfermedades es el dengue la que más preocupa aunque se hable poco de ello, tal y como aseguraba el experto epidemiólogo Antoni Trilla en una reciente entrevista con el diario La Vanguardia.
Aunque las posibilidades de contraer estas enfermedades no son elevadas para los turistas y los deportistas, la prevención y las tareas de limpieza requieren esfuerzos añadidos para las autoridades brasileñas.
Problemas en las infraestructuras
A todos estos problemas se han unido las dificultades en el desarrollo de las infraestructuras para las competiciones y para el alojamiento de los deportistas de todo el mundo.
La ampliación del metro hasta el Parque Olímpico no fue inaugurada hasta el sábado. La expansión del servicio -por un valor de 3.100 millones de dólares- hasta Barra, donde están el Parque y la Villa Olímpica, es clave para que los decenas de miles de aficionados y atletas puedan desplazarse sin problemas entre las diferentes zonas de competición,
Sin embargo, los trabajadores continúan dando los toques finales a las sedes y ocupándose de problemas en algunas instalaciones olímpicas, como la rampa principal del centro de deportes náuticos, que se cayó el sábado, un dolor de cabeza añadido en los preparativos de último minuto.
«Hay algunos retos de última hora, pero nuestros amigos brasileños se están ocupando de ellos», afirmó el presidente del COI, Thomas Bach a la agencia Reuters. «Todo está empezando a tomar forma. Esperamos unos grandes Juegos. Confiamos más que nunca en que tendremos unos grandes Juegos Olímpicos en Río dentro de cinco días. Juegos Olímpicos a la brasileña», agregó.