Gary Antonio Rodríguez Álvarez
(Economista y Magíster en Comercio Internacional)
Los chinos podrán tener los ojos rasgados, pero a la hora de tomar decisiones estratégicas los tienen bien abiertos, algo que los diferencia con quienes teniendo los ojos grandes, de nada les sirve si no saben apreciar la realidad y “le pelan” en sus actos.
Decir que alguien tiene los ojos grandes o pequeños para explicar una buena decisión es metafórico, pues lo que en verdad cuenta es cómo la gente entiende las cosas, cómo razona y si actúa en consecuencia. En eso los chinos están sacando una gran ventaja y la prueba de ello es que en menos de 50 años pasaron a ser la segunda potencia económica mundial -después de EEUU- y el mayor exportador del planeta.
Los chinos podrán decirse comunistas pero en materia económica, tontos no son. Es cierto que estuvieron equivocados mucho tiempo, anquilosándose en su encierro con la Revolución Cultural, pero en cierto momento de su historia se dieron cuenta que ni la ideología ni su gran poderío militar serían suficientes para alimentar suficientemente y tampoco para contener el reclamo de su gente, por lo que abrieron los ojos, vieron su precaria situación -pero también su gran potencial de desarrollo- y tomaron la inteligente decisión de abrirse al mundo y ¡conquistarlo! Ya lo había advertido Napoleón cuando dijo que la China era un dragón dormido al que no había que despertar pues el día que se lo hiciera…el mundo temblaría. ¡Vaya que atinó, en tiempo y forma!
Bajo la inspiradora frase de su líder Deng Xiaoping -“no importa que el gato sea negro o blanco, sino que cace ratones”- la Reforma Económica emprendida a fines de los ´70 permitió a la China captar inversión extranjera por un billón de dólares americanos (1.000.000.000.000 de los cotizados verdes). ¿Cuál fue el capital que llegó a China? El de EEUU y Europa, así como también de otros países asiáticos desarrollados.
Pero no se conformaron con captar tecnología y con la deslocalización productiva (traslado de fábricas a China) sino que con tanto dinero ¡ahora se compran las mejores empresas del mundo!
Por ejemplo: ¿sabía Ud. que China acaba de adquirir Syngenta, una de las transnacionales más importantes en investigación genética y biotecnológica? ¿Quién la compró? La empresa estatal China National Chemical (ChemChina). ¿Cuánto pagó? ¡43.000 millones de dólares! ¿Tanto? Sí, porque saben que sin una “agricultura de precisión” será imposible alimentar a los cerca de 1.500 millones de chinos que serán en breve. ¡Eso les hizo abrir los ojos! Y…¿son comunistas, verdad?
Santa Cruz, 27 de julio de 2016