Noticias El Periódico Tarija

Marcelo Ostria Trigo

 En 1936 el venezolano Uslar Pietri acuñó la frase “sembrar el  petróleo”. Mostraba así la necesidad de emplear los recursos provenientes de la explotación del petróleo —base de la economía de su país— en emprendimientos que diversificasen la producción y las exportaciones. Afirmaba que “la riqueza de suelo (…) no solo no aumenta, sino que tiende a desaparecer”. En el caso del petróleo esto es cierto: tarde o temprano se agotan de los yacimientos o bajan los precios. No se atendió la advertencia. Tampoco, en 2001, se tomó en cuenta el consejo del BID de que “a medio y largo plazo Venezuela debe diversificar su producción para disminuir su dependencia del petróleo, que actualmente proporciona un 70 % —hoy se calcula que está sobre el 90%— de las divisas que recibe el país y más de la mitad de los ingresos del presupuesto nacional”.

En Bolivia, fue tradicional la exportación de minerales, principalmente estaño. Agotados los yacimientos, y con los precios en caída, no podía esperarse excedentes para impulsar otros emprendimientos. Ahora, nuevamente se está por repetir la historia por la baja del precio de los hidrocarburos y la poca certeza de que las reservas de gas sean suficientes para exportar los volúmenes contratados por los compradores: Brasil y Argentina.

 No se ha aprovechado la buena época del alza de los precios internacionales de los hidrocarburos. Los recursos captados no se emplearon en proyectos que contribuyan a diversificar la economía nacional; hubo derroche, y los intentos de crear empresas industriales administradas por el Estado fracasaron por la mala gestión y la corrupción.

 El uruguayo Joaquín Secco García, ante la realidad de un mercado cambiante para las materias primas, aconseja: “comprimir el gasto de baja productividad y sustituirlo por inversiones capaces de aumentar sostenida y significativamente la productividad” (El País, Montevideo, 20.07.2016). Esto no ha sucedido en Bolivia. Por las repetidas nacionalizaciones, los fracasos en los emprendimientos estatales, la poco amigable actitud hacia el capital extranjero, hubo muy poca inversión foránea. Esto también ocasionó la insuficiente creación de nuevos empleos, pues se sabe que la industria de los hidrocarburos genera pocas fuentes de trabajo en relación a los recursos que maneja.

 Como la tarea de diversificación no fue cumplida, resulta urgente un cambio de estilo y de modelo para enfrentar los malos tiempos que se  esperan y que, por supuesto, no serán favorables para la exportación de nuestras materias primas.