(INFOBAE) Pedro Pablo Kuczynski asumió como presidente de Perú para el período 2016-2021, con el reto de reactivar la economía del país, combatir la inseguridad ciudadana y la pobreza.
El flamante mandatario comenzó muy temprano su agenda. Primero estuvo presente en el Palacio de Torre Tagle, donde fue condecorado con la Orden del Sol del Perú en el grado de Gran Collar, y con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, en el grado de Gran Cruz Especial.
Luego se trasladó a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores y posteriormente llegó al Congreso de la Nación para jurar como presidente.
«Me presento a inaugurar el mandato que ustedes me han encomendado. Debo agradecer a todos y todas, a los que votaron y no votaron por mí», comenzó su discurso en el Congreso.
Y agregó: «Quiero una revolución social para mi país. Anhelo que en cinco años el Perú sea un país más moderno, más justo, más equitativo y más solidario. Ser un país moderno significa ser un país honesto y no corrupto».
«Necesitamos ser un país comprometido en la lucha contra la corrupción. Los invito a todos a luchar contra la corrupción», señaló.
El jefe de Estado también habló de la necesidad de igualdad de oportunidades y se refirió a la salud pública: «Ser un país moderno significa ser un país con igualdad de oportunidades. Trabajaremos intensamente en salud pública. Sin salud no hay desarrollo. Lucharemos contra la tuberculosis, contra el sida y el cáncer».
PPK también se refirió a la educación y la seguridad: «En el 2021 todos los niños tendrán acceso gratuito a educación de calidad. Un pueblo educado no se equivoca. En el 2021, año del bicentenario, viviremos en un país seguro».
En la sede del legislativo lo acompañaron los mandatarios Mauricio Macri, de Argentina; Horacio Cartes, de Paraguay; Enrique Peña Nieto, de México; Michelle Bachelet, de Chile; Juan Manuel Santos, de Colombia; y Rafael Correa, de Ecuador.
Con una economía sólida pero con una informalidad del 70%, el nuevo presidente promete una «revolución social» que no sólo genere empleo sino que provea servicios básicos como agua potable a un 30% de la ciudadanía que carece de ella.
También pretende reactivar proyectos mineros claves para el país, paralizados por conflictos sociales ante temores de daños ambientales.
Grandes retos
El presidente saliente Ollanta Humala (2011-2016) priorizó en su gestión programas sociales aplicados a sectores vulnerables. En su período, unas 3 millones de personas salieron de la pobreza. «El sello de mi gobierno es la inclusión social», dijo en su mensaje de despedida la noche del miércoles.
En su condición de comandante en retiro del Ejército, la ciudadanía esperaba mano dura con la delincuencia y autoridad. Sin embargo, la inseguridad ciudadana se incrementó y deja 152 conflictos socioambientales activados. Humala deja el poder con un 25% de popularidad.
El PIB de Perú puede crecer 4% este año, mejor que sus vecinos, y la minería es un importante motor en la economía de este país, tercer mayor productor mundial de cobre. Los conflictos por temor a contaminación ambiental han impedido proyectos clave.
Para Kuczynski, la oposición radical a proyectos mineros se debió a que no se han resuelto algunos problemas vinculados a servicios básicos y demandas históricas de las comunidades.
Por ello plantea el denominado «adelanto social» para que, antes de la inversión minera, se resuelvan temas vinculados a salud, educación o trabajo en las localidades donde se planea desarrollar un proyecto y, si fuera necesario, flexibilizar la rigurosa normativa medioambiental para alinearla con la de Canadá.
En Perú, uno de los mayores productores mundiales de cocaína según la ONU, el narcotráfico es un flagelo y PPK reforzará la sustitución de cultivos de la hoja de coca por otros como el cacao o café, un plan que Perú aplica hace varios años. En su economía se mueven 8.500 millones de dólares al año producto del narcotráfico.