Pasó la tradicional fiesta de Santa Anita, con su alegría, con su originalidad, bañada de tradición, enraizada en la costumbre… miles de personas se dieron cita en la calle Ancha, donde siempre se realizó, miles de niños rescataron lo nuestro, lo poco que queda. En estas ultimas semanas surgió la polémica por donde se desarrollaría la feria artesanal que viene después de la festividad, años antes la misma calle sirvió para alojar a visitantes de diferentes puntos del país y también locales con los consabidos problemas en el tráfico vehicular y las actividades normales de la ciudad, por las arterias bloqueadas y afectadas durante días, en lo que prácticamente ya es parte del centro de esta urbe.
Ahora se decidió que la feria se traslade al Barrio El Constructor, donde se emplazó una infraestructura para este tipo de eventos, lo malo es que ésta determinación no fue bien recibida por los artesanos que ya advirtieron en quedarse en la calle Cochabamba a pesar de la prohibición. No creemos en la imposición pero si en el respeto a la ley y al principio de autoridad, las autoridades definieron que así sea y así debe ser. Entendemos que los argumentos son claros y no tienen nada que ver con discriminación de ninguna naturaleza, existe un campo ferial apto y es el lugar apropiado, no hacerlo es atentar contra la dinámica y funcionamiento de la ciudad que a lo mucho puede darse el lujo de cerrar una vía principal durante un día pero no por más tiempo.
Pero también lo que sucede obliga al municipio a hacer un análisis, las reacciones de estos comerciantes y los de la feria navideña pasada, que fueron trasladados del Barrio Fátima al Constructor, son síntomas de que algo está fallando o no está saliendo como se espera. Pueden ser las instalaciones en si, tal vez la distancia que afecta la presencia de compradores, el servicio de transporte que no ha sido regulado para facilitar el acceso al lugar, los costos adicionales que implica el ir hasta un sitio alejado, etc., en fin, una serie de elementos que deben ser revisados para no tropezar con iguales problemas. Estamos seguros que con un poco de voluntad política, apertura al diálogo y decisiones puntuales, situaciones como estas ya no se repetirán.