Noticias El Periódico Tarija

Dicen que este año sentiremos menos los efectos de la escasez de agua, de hecho ya se vive la famosa época de estiaje, según entendidos la carencia del líquido elemento será menor… no sabemos si es una buena noticia en la extensión más amplia pues quisiéramos saber si son menos los barrios que sufrirán racionamientos o si estos serán más cortos o se dotará de agua durante mas horas.

El año pasado cuando el Alcalde Rodrigo Paz daba sus primeros pasos decía que el estiaje sería historia y que se estaba haciendo lo que en 30 años no se hizo al inaugurar pozos hídricos perforados, lo extraño de sus palabras era que no mencionaban que dichos trabajos comenzaron mucho antes que él fuera alcalde, por tanto, que no fue él el de la «maravillosa idea» de hacer lo que en 30 años no se hizo y que únicamente por esas cosas de la vida, le tocaba ser quien abriera el grifo. Se anunció con bombos y platillos que se incorporaban 2 millones 400 mil litros más y si hacemos una sencilla operación matemática veremos que los números no son tan halagadores: si en cada domicilio se cuenta con un baño cuyo inodoro cargue  solo 10 lts. de agua ( en realidad cargan mas) suponiendo que en la ciudad tenemos 60 mil viviendas en las que moran 4 personas, si cada una utiliza sólo una vez al dia este servicio, los 2 millones 400 mil litros se van en un suspiro… es decir, el problema es gigante y no se pueden usar las cifras demagógicamente para hacerle creer a la gente cosas que no son.

La carencia de agua es grave, hay zonas o barrios que simplemente no saben lo que es tenerla, en otros sólo hay un grifo que tiene agua a ciertas horas y debe llenar las necesidades de la población, dejemos los discursos y actuemos, sin duda es una prioridad, siempre debería haber sido pero alcaldes y concejales no lo vieron así, los primeros porque no lo contemplaban así en sus presupuestos y los segundos porque los aprobaban sumisamente sin reclamar por proyectos de esta naturaleza. No le digamos al pueblo que se acabó el estiaje porque es mentira, porque falta mucho para que suceda y en vez de decirle medias verdades trabajemos en soluciones de fondo sin frases armadas ni actitudes «marketeras», porque no podemos manejar la sed de la gente como un producto más del mercado ni de la política.