El núcleo del amor es la fuerza, el valor que mostramos para luchar por lo que amamos, la fortaleza para defender lo que más apreciamos, la pujanza de enfrentar desafíos, el vigor de superar barreras y derribar obstáculos.
Cuando el amor es auténtico surge con la fuerza de la audacia, el atrevimiento, la osadía que nos lanza a correr riesgos para conquistar lo que amamos; es en esa entrega sin condiciones donde surgen fortalezas donde antes no las había.
El amor nos da el valor de: Luchar por nuestros sueños… Dar la vida por los que llevamos en el corazón… Modificar nuestra propia existencia… Cambiar nuestro ser… Rebasar el límite de nuestras potencialidades…
El amor nos da la fuerza: Para respetar a los seres que amamos… Para sonreír a pesar de las adversidades… La humildad para pedir perdón… La grandeza de la comprensión… La nobleza de perdonar…
El amor nos da el poder: Para manifestar nuestras emociones… Para alcanzar estrellas… Para convertir nuestros sueños en realidades… Entregar nuestra vida por un ideal…
El amor nos transforma en seres superiores, nos despierta nuestra capacidad de asombro, nos da la sensibilidad de la contemplación, nos impulsa a niveles infinitos, nos da la fuerza para recorrer nuestra vida con un espíritu invencible y nos impulsa a alcanzar lo imposible.
El amor es la fuerza que Dios deposita en el corazón de todos los seres humanos, a cada uno corresponde decidir vivir como un paladín o un cobarde, como un conquistador o un conformista, como un ser excelente o un mediocre, como un ser lleno de luz o quien permanece por siempre en la oscuridad, el amor hace nacer la fuerza para atrevernos a ser auténticos colaboradores en la grandeza de la creación.
Pregúntate: Si de verdad amas, ¿estás luchando con todas tus fuerzas para conquistar lo que deseas? ¿Tienes el valor para luchar por tus hijos? ¿Tienes la paciencia de cuidar de tus padres? ¿Tienes la seguridad de hacer feliz a tu pareja? ¿Tienes la capacidad de conceder el perdón a tu enemigo? ¿Tienes la probidad de pedir humildemente perdón a quien ofendiste?.
Y por ultimo contéstate: ¿Tienes la fuerza para amarte a ti mismo, de convertirte en el ser que estás llamado a ser? ¿Te atreverías a hacer de tu vida una obra magistral digna de las manos que te crearon? ¿Tendrás el valor de ser un auténtico hijo de Dios? ¿Tienes la fuerza del amor?