Noticias El Periódico Tarija

Susana Seleme Antelo

Que vivan los estudiantes/ jardín de las alegrías/  Son aves que no se asustan/ de animal ni policía/  Me gustan los estudiantes /porque son la levadura/

del pan que saldrá del horno/ con toda su sabrosura/  Me gustan los estudiantes/ porque levantan el pecho/ cuando les dicen harina/ sabiéndose que es afrecho/  Caramba y zamba la cosa/ el Código del Derecho.”

                                                                     Violeta Parra

  Sí,  que vivan los de la Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno (UAGRM). Qué viva esa rebeldía, aunque nos condolemos de los heridos, de los golpes y agresiones a moros y cristianos. Las rebeldías estudiantiles son excesivas. De ahí el vandalismo, los incendios, la anarquía con o sin infiltrados, instalaciones tomadas y destrozos en medio del basural de la desmesurada propaganda de  los candidatos a rector, vice-rector, decanos y otros cargos.

Con elecciones anuladas para los dos primeros, ese es el campo después de la batalla, a la que se suma la huelga estudiantil que quiere anulación total y otra Corte Electoral.  Empero,  las demandas del cambio profundo que requiere la UAGRM, no encuentran propuestas para una Universidad acorde al siglo XXI  que responda a la necesidades de la sociedad cruceña y no a caciquismos personales de vieja data o improvisados

¿Qué batalla se ha librado en al UAGRM? La de una necesaria e impostergable revolución, reforma o como quiera llamarse, más allá de una simple elección. La ‘U’ cruceña  requiere eliminar los intereses sectarios de grupos, clanes o logias  y los “nombramientos mañosos de profesores” o de “profesores gratuitos” como Renzo Abruzzese, en la última categoría. ¿”Más vale un bruto que un gran profesor”, como reza el tango Cambalache? El mérito profesional vale mucho menos que el compadrerio.

Lo que necesita la UGRM es un remezón que ponga sobre el tapete cuestionamientos no sólo a esa casa de estudios, sino al orden social. Requiere innovación académica e investigación científica acorde con la era de las técnicas de información y comunicación (TIC); docencia libre, concursos de mérito con jurados y con participación estudiantil, extensión universitaria, amén del cogobierno, la autonomía y gestión administrativa transparente. Requiere excelencia académica, doctorados, maestrías, investigación permanente en ciencias sociales y ciencias aplicadas,  publicaciones y edición de libros, estudios y monografías. Hoy, investigar no es una opción, es una obligación. Ser deficiente en los rubros mencionados, ubica a la René Moreno en el puesto 444 de las  479 universidades en América Latina, según editorial de este matutino. Cierto que tiene acreditadas algunas carreras en MERCOSUR y la descentralización ha llegado a provincias, sin embargo, de los Bs. 1000 millones anuales de su presupuesto, solo destina 2% para investigación.

Pareciera que en la Rene Moreno no saben que el pensamiento es la energía más sutil y necesaria de cuantas existen. Quizás por eso carece de la carrera de Historia de la Filosofía,  que  es la clave de lo que somos y de por qué lo somos. Siendo la ética parte de la filosofía que no se enseña, por ahí debe caminar la perversidad de la corrupción y la ausencia de responsabilidad de los líderes. (Adela Cortina, El País, Madrid 13.VII.16)

¿Había otra manera que no sea la rebelión para restregarle a los “caras conocidas” de la René Moreno y del centralismo político de las alturas, la bronca acumulada, que no pudieron acallar los regalos, los churrascos, las fiestas y las prebendas? Solo el pastor Antonio Cadima rompió la lógica de los “caras conocidas”: ganó el voto estudiantil con apenas un megáfono. Que la Corte Electoral lo hubiera sacado de la probable segunda vuelta, prendió la chispa.   Fue un estallido de insurgencia propia de muchos estudiantes que se sienten estafados no solo por unas elecciones vergonzantes, con anulación de votos, indicios de fraude y una Corte por demás inepta, sino porque les ofrecieron “harina sabiéndose de que es afrecho”. Con sus ‘mases’ y sus menos, reflejo fiel de lo que sucede en todo el país.

Hoy, nada ni nadie puede tapar la realidad de esta “Universidad enferma” como la calificaron en un libro dos estudiantes de la carrera de Derecho: Enrique Fernández García y Octavio Gutiérrez Figueroa, en el 2003, graduados por excelencia. Lo escribieron hace 13 años, pero no ha hecho mella, merced al desprecio por la crítica, el debate, la circulación de ideas, la innovación, el uso la ironía, la sorna y hasta la herejía en la literatura. Sus autores escogieron un innovador método: rindieron homenaje a célebres escritores de la literatura mundial y armaron un juego de palabras con los títulos de sus obras para poner el dedo en la llaga sobre la situación de la UAGRM.  Disgustó, y mucho, a más de uno por su crudeza. Algunos de sus 20 capítulo versan sobre ‘Conversación en la Facultad’, con personajes como  Burrócrato, Brutócrato, Lisonjero y Autoridad;  ‘La fiesta del claustro’ habla de los dineros para la  prebenda;  ‘Platero y su cátedra’ habla de los docentes por concesión política que además eligen materia y carga horaria; ‘La casta de los espíritus’  alude a los pseudoestudiosos sin saber cómo ingresan y egresan de la Universidad; ‘El viejo y la U’, sobre aquellos que pretenden quedarse en la U para no perder la calidad de estudiante ‘activo’; ‘Diploma y castigo’: de nada sirven los logros intelectuales  ante la burocracia, entre otros.

La UAGRM está herida y requiere con urgencia un golpe de timón, lejos del manoseo político y del anquilosamiento de las estructuras de poder docentes  y estudiantiles.

Santa Cruz de la Sierra, 21 de julio, 2O16