Ellos nos están mostrando que con buena voluntad, entrega y compromiso es posible avanzar, les están enseñando a las autoridades que sin tanta vuelta y burocracia es posible mejorar el lugar donde vivimos. «Los amigos de la ciudad de Tarija» pintan paredes, señalizan calles, observan falencias urbana, proponen soluciones, etc., se trata de un grupo de más de 6 mil miembros al que debemos aplaudir de pie porque nos están dando ejemplos nítidos de que es posible crecer.
Lastimosamente existen aquellos que están peleados con la sociedad, con el resto de la gente, existen los inadaptados que todo lo ven mal y aquello que significa avanzar, les molesta, les incómoda y tienden a destruir, a dañar, son aquellos que no toleran que hayan personas que sí se preocupan por el lugar donde viven y contribuyen activamente. Estos sujetos son los que van en contra ruta a «los amigos» porque pintarrajean los muros que estos limpian, lo hacen las veces que sean necesarias, son quienes dañan la señalización de calles como la que instaló en la Av. La Paz, para evitar que se siga estacionando en doble fila, irregularidad que provoca accidentes y que incluso ha cobrado vidas. No es posible entender qué vive en la mente y el corazón de estos malos ciudadanos que destruyen todo lo positivo que se hace, es como que están tan disgustados con sus propias vidas que no aceptan que existan personas que miran con optimismo cada día y aportan con su granito de arena apostando por el bien común. Es urgente que acciones como las encaradas por «nuestros» amigos sean respaldadas y protegidas por instituciones y autoridades, no sólo en el discurso sino en los hechos, es preciso que esas autoridades se muestren pro activas ante las iniciativas de grupos cívicos como este, es urgente cuidar lo que hacen, aportar con mayor control que garantice como mínimo dar con estos delincuentes que están atentos para dañar lo nuevo que se haga.
Queremos confiar que a nuestros líderes les importa lo que sucede, lo peor que podría pasar es que en esa sicosis de ver fantasmas, ataques y afanes desestabilizadores por doquier, también vean en «los amigos de la ciudad» un elemento que choca con la gestión sólo por el hecho de plantear críticas sanas, constructivas y de buena fe ante lo que acontece en esta urbe.