(INFOBAE) A casi una semana del intento de golpe de estado que dejó un saldo de 290 muertos, miles de detenidos y una situación de gran fragilidad en el país, surgen preocupaciones por la seguridad de las armas nucleares que Estados Unidos mantiene en Turquía.
Washington tiene alojadas cerca de 50 bombas nucleares del tipo B-61, que datan de la Guerra Fría y tienen una potencia máxima de 340 kilotones, en la base aérea de Incirlik, según consigna la cadena CNN.
En comparación, la bomba «Little Boy» arrojada sobre Hiroshima estalló con una potencia de 15 kilotones y provocó 66.000 muertes en 1945.
En el momento más álgido del levantamiento, las fuerzas del presidente Recep Tayyip Erdogan rodearon la base Incirlik, bloquearon el tráfico aéreo y cortaron el suministro de energía eléctrica mientras luchaban con los golpistas. Según la revista Foreign Policy, los cazas F-16 pilotados por rebeldes que bombardearon el Parlamento turco se abastecían en vuelo con aviones cisterna que operaban precisamente desde Incirlik.
La base es utilizada tanto por la Fuerza Aérea de Estados Unidos, desde donde conduce sus ataques a Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en Siria, como por la propia aviación turca.
El lunes el vocero del Pentágono, Peter Cook, dijo que se habían tomado las medidas necesarias para asegurar que «todo lo que controlamos en Turquía esté seguro».
Pero, durante el levantamiento, los 2.700 soldados estadounidenses en la base habrían sido puestos en alerta «Delta», es decir a la espera de un ataque inminente.
No hubo reportes aún de un plan para mover de lugar las bombas. Pero si ocurriera, apenas un puñado de funcionarios estaría al tanto del traslado, indicó una fuente oficial a CNN.
Las armas nucleares en Incirlik son parte de una estrategia de disuasión desarrollada por la OTAN y cumplen ese rol desde la Guerra Fría. Asimismo, Bélgica, Alemania, Italia y Holanda, entre otros países, alojan bombas atómicas de Estados Unidos, como parte de esa misma estrategia.
Según Foreign Policy, las B-61 en Incirlik están guardadas en bóvedas y protegidas en refugios anti aéreos pero aún si alguien pudiera tener acceso, sería necesario un código para utilizarlas.
De todas formas las insinuaciones del gobierno de Erdogan sobre la participación de Washington en el golpe y los conflictos entre soldados que están sirviendo en Turquía y sus anfitriones, como el caso del piloto estadounidense atacado por dos jóvenes turcos en abril, son motivo de tensión.
La cercanía de Turquía con Siria e Irak, sumidos en la guerra civil, y la amenaza constante del extremismo islámico en la zona se suman a al escenario de fragilidad.
A pesar de los peligros que esta situación representa para el arsenal nuclear en Turquía, algunos expertos creen que se quedará ahí.
«Si los Estados Unidos retirasen las armas de Turquía, sería una señal hacia sus ya preocupados aliados de que no se puede confiar en el país para la seguridad», dijo Kori Schake, investigadora en la Universidad de Stanford, en un reciente artículo en The New York Times.