En nuestra vida diaria, parecería que siempre clasificamos a las personas por color, sexo, edad, estudios, gustos, etcétera, etcétera. Incluso se podría decir que hacemos lo necesario para encontrar diferencias y, una vez que las hallamos, podemos justificar que nos alejemos de sus vidas.
La historia que les presentamos a continuación, es un buen ejemplo de que esas diferencias no son naturales. Más bien, son invento de nuestra sociedad y de nuestra forma de vivir, una buena manera de ir destruyendo nuestra convivencia.
Se dice que en África, un hipopótamo bebé que sobrevivió a las olas de un tsunami en la costa de Kenya, llegó a formar una relación muy fuerte con una tortuga centenaria, que vivía en un resguardo para animales.
El hipopótamo Owen, fue arrasado por la corriente del río Sabaki hasta el océano Indico, y después fue forzado a la playa cuando las olas del tsunami golpearon la costa de Kenya.
Después de ser arrastrado y perder a su madre, el hipopótamo se encontraba solo, triste y traumatizado, entonces se vio en la necesidad de buscar algo que hiciera de madre sustituta. Afortunadamente encontró a la tortuga y formó una relación muy fuerte con ella, ambos nadaban, comían y hasta dormían juntos.
El hipopótamo seguía a la tortuga exactamente como hubiera seguido a su mamá. Si alguien se acercaba a la tortuga, el hipopótamo se ponía muy agresivo y la protegía de cualquier modo…
Lección: Esta historia nos muestra que nuestras diferencias no importan cuando necesitamos el apoyo de otro, todos podemos aprender una lección de estos dos animales, cual es ver más allá de nuestras diferencias y encontrar la forma de caminar juntos por el mismo sendero.