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(julio 18/2016) Miles de venezolanos se movilizaron ayer hasta el cruce de la frontera con Colombia para poder comprar alimentos y medicinas en la nación vecina, aprovechando una nueva apertura temporal de los pasos limítrofes este fin de semana.

La decisión del Gobierno venezolano de levantar por unas horas la prohibición de entrar y salir por los cruces a Colombia, que mantiene desde el año pasado, animó a muchos que viven a cientos de kilómetros de la frontera a viajar para ingresar al territorio colombiano y abastecerse de bienes de primera necesidad, difíciles de conseguir desde hace meses.

El gobernador de Táchira, el oficialista José Vielma, sorprendió al permitir que se abrieran los pasos fronterizos a Colombia el sábado y domingo durante el día, después de autorizar por primera vez la medida siete días antes por apenas 12 horas.

«Llegamos a las dos de la madrugada y dormimos aquí en la calle», dijo Erna Millán, de 59 años, antes de cruzar hacia Colombia tras un viaje de 12 horas que hizo con amigos en un vehículo particular desde la ciudad costera de Puerto Cabello.

«Vine a comprar medicinas porque no las consigo en mi país y también voy a comprar el kit de cesárea de mi hija que está a punto de dar a luz», agregó Millán.

Como ella, una multitud comenzó a transitar hacia el puente que comunica la ciudad fronteriza de San Antonio del Táchira con Colombia, a primeras horas del día domingo, cuando las autoridades de ambos países comenzaron agilizar el paso nuevamente.

Al inundar el puente, algunos gritaban consignas contra el gobierno de Venezuela, que preside Nicolás Maduro.

La caída de los precios del petróleo, la fuente principal de ingresos del Gobierno venezolano, complicó los programas públicos de importación y venta a precios subsidiados de bienes de primera necesidad y obligó a recortar severamente la venta de dólares al sector privado, que redujo al mínimo su actividad.

El presidente Maduro sostiene que su Gobierno es víctima de una «guerra económica» dirigida por adversarios políticos con la ayuda de Estados Unidos para derrocarlo.

Ya desde el sábado los terminales de autobuses y hoteles en esa zona de frontera al occidente del país se llenaron de compradores venezolanos que aguardaban la apertura temporal, dijeron testigos a Reuters.