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 AGENCIAS

Los atentados contra el fútbol no cesan. El Estado Islámico decapitó a cuatro futbolistas del club Al-Shabab acusados de ser espías de los kurdos. Los nombres eran Osama Abu Kuwait, Ihsan Al Shuwaikh, Nehad Al Hussen y Ahmed Ahawakh. Líderes religiosos han declarado al balompié como “anti-islámico”. Hace meses dos peñas madridistas sufrieron diferentes ataques.

En una plaza de la ciudad Siria Al raqa y ante la mirada de varios ciudadanos, incluido niños, ISIS se deshizo de cuatro deportistas, ya que, desde hace mucho, las actividades ligadas a cualquier disciplina están prohibidas. Las horrendas fotografías fueron subidas a la red por el grupo activista Raqqa is Being Slaughtered Silently (Raqa está siendo masacrada silenciosamente).

El fútbol, un blanco

En 2015, un atentado terrorista en Francia dejó más de un centenar de muertos y heridos. En esa oportunidad, la selección de ese país estaba por iniciar el partido amistoso con el combinado alemán, pero tuvo que suspenderse por los incidentes. Y en mayo de este año, una peña madridista sufrió un similar ataque, que dejó 16 muertos, no fue la única, pero sí la que dejó mayores pérdidas humana.