LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico-julio 10/2016) Son múltiples los factores que han generado una profunda crisis económica en el Departamento de Tarija: la falta de circulante, empleo estable, una base productiva sólida y seguridad en cuanto a la estabilidad política, sumando a las directrices y determinaciones desde el nivel central que asfixian a los valientes emprendedores que hacen empresa se plasman en el cierre casi diario de empresas, debido a la imposibilidad de solvencia.
Las exigencias para los empresarios privados y comercios legales son múltiples, el cobro de tributos asfixia y carcome, impuestos que posteriormente no se ven reflejados en el desarrollo colectivo.
En la vereda del frente, convive la piratería y el comercio ilegal, ello no constituyen actividades que se realizan en la sombra, pues pese a contar con un legado de normas que lo prohíben, la realidad se ha impuesto y es común ver en la ciudad: ferias que van rotando por diferentes puntos o barrios de la ciudad durante toda la semana de múltiples productos traídos de manera ilegal y vía contrabando del exterior.
Así también la llamada “ropa americana” es un rubro que ha logrado instalarse en los últimos años, que si bien permite vestir a quienes se ven imposibilitados de acceder a productos de esta calidad nuevos, lo cierto es que constituye una competencia no sólo desleal sino ilegal para quienes apuestan por la industria textil local o nacional a todo “pulmón”.
Los rubros de la piratería son variados y los productos abundan, desde perfumes, cosméticos, celulares, programas de computación, vinos de contrabando, hasta la venta de música, libros y una larga lista con un largo etcétera; los locales legalmente establecidos, se mantienen por pura perseverancia, una habilidad casi de malabarista y a la espera de que las imitaciones sean comparadas con la calidad de los productos originales. Debiendo además cumplir con todos los requisitos para instalar finalmente la venta.
Urge a gritos que todas las autoridades, tanto del nivel nacional, departamental y municipal puedan comprender sin miradas políticas la cruel realidad económica de los ciudadanos, no basta ya anunciar planes, ideas o slogans, o incluso pretender que con un simple proyecto llamado de “bienestar” la sonrisa se dibuje mágicamente en los ciudadanos. Se requiere la generación de oportunidades reales de trabajo digno, pero además ya no se requieren la sanción de normas variadas, bastará con hacer seguimiento a las ya existentes, con la finalidad de sacar de nuestras calles la abundante y campeante ilegalidad. Pero acompañando con las oportunidades de trabajo para todas las personas. (eP)