ANDRÉS TÓRREZ TÓRREZ
El Comité Ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) se tomará el tiempo necesario para la elección del nuevo director técnico de la Selección Nacional; según las estimaciones la definición podría darse en la segunda quincena de julio o en su defecto la primera semana de agosto.
Tras la rescisión de contrato con Julio César Baldivieso, la dirigencia del fútbol en sus instancias de decisión asumieron una posición que cobró cuerpo, y es de elaborar en primera instancia un plan de corto, mediano y largo plazo, y consecuentemente, definir el perfil del profesional que acepte prestar servicios de acuerdo al plan que consideren adecuado para sacar del ostracismo a esta práctica.
Como se recordará el elenco Verde de un tiempo a esta parte vino sumando derrota tras derrota, al extremo de que en las clasificatorias para el Mundial de Rusia 2018, ocupa el penúltimo casillero de la zona Sudamericana. Luego de seis fechas disputadas sólo se pudo lograr tres puntos.
Por su parte el nuevo presidente de la Liga, Marco Peredo, piensa que la decisión que se vaya a tomar –en su momento- tiene que estar en consonancia con lo que Bolivia pretende conseguir como objetivo, y no es otro que sacar al fútbol del pozo en el que se encuentra. “No nos ilusionemos con Rusia, debemos trabajar pensando en Qatar”, afirmó el directivo.
Peredo sostuvo que llegó a la Liga, porque estaba cansado de los discursos de los dirigentes que no hacían nada, pero a poco de ocupar este cargo, hace lo mismo que sus antecesores, ya que desde que Bolivia clasificó para EE. UU. 1994, los dirigentes de turno, apelaban a la muletilla de que empecemos a trabajar para el próximo Mundial, así fueron pasando Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, con lis resultados ya conocidos.
Pero lo más grave es que Peredo, para no aparecer como hincha acérrimo de la selección, indica que lo mejor es ser práctico y se convierte en el primer dirigente que tira la toalla en este proceso de Rusia 2018.
No caigamos en el pragmatismo de Peredo, al que hay que señalarle que apenas se han disputado 6 de las 18 fechas de las eliminatorias, es decir un tercio si nos fallan las matemáticas y darnos por eliminados y nada menos que por parte del segundo dirigente en importancia de la F.B.F., suena a disparate, mucho más aún cuando de las 12 fechas que restan por jugarse, Bolivia debe jugar 6 partidos como local.
Como va a caer esta posición en el aficionado, que compra ilusionado su entrada para ver ganar a la selección en condición de local en el Estadio Siles, seguramente como una patada en el hígado y con absoluta seguridad, dejará de apoyar a la verde, porque quienes tienen que incentivarle para que apoye, le dicen que lo mejor es pensar en las próximas eliminatorias.
Pero eso no es todo se está manejando el criterio errado de que el nuevo seleccionador se convierta en una especie de un nuevo “Mecías del fútbol boliviano”, encargándose también de las seleccione menores.
En el manual de funciones de todos los entrenadores sudamericanos, no se da esta figura, con las excepciones de los entrenadores de Argentina y Brasil, que por voluntad propia y no por imposición, conducirían los equipos para las olimpiadas, lo que se frustró por sus renuncias.
Tal parece ser que los dirigentes ignoran lo que es un seleccionador, dedicado a tiempo completo a esta función`, mientras que el salvataje del fútbol, la atención a las categorías formativas, es la tarea que compete a los dirigentes.