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(julio-06/2016) Los estudiantes chilenos salieron ayer a las calles, pese a no estar autorizados, en una marcha en rechazo a la reforma del sistema educativo que impulsa el Gobierno y para exigir la renuncia de la ministra de Educación, que derivó en una serie de choques con la policía.

«No puede ser que la ministra no tenga claridad en cómo se va a financiar esta reforma. Ella no entendió las demandas del movimiento estudiantil, lo único que hizo fue consensuar con los empresarios», señaló a los periodistas el dirigente de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), Diego Arraño.

«La reforma a la educación superior es la gota que rebasó el vaso», subrayó. La protesta convocada por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) se inició temprano ayer en distintos puntos de la capital chilena, y se replicó además en otras ciudades como Valparaíso, Temuco, Valdivia y Concepción.

En los enfrentamientos entre estudiantes y las Fuerzas Especiales de Carabineros fue incluso detenido de manera violenta un camarógrafo de la red pública de televisión (TVN) y de un número aún no determinado de alumnos secundarios y universitarios.

La manifestación de enmarcó en el ingreso al Parlamento del proyecto de reforma a la educación superior, cuyo trámite legislativo comenzó hoy en la Cámara de Diputados, en medio de una lluvia de comentarios críticos de los propios estudiantes, rectores universitarios y sectores políticos. Los estudiantes acusaron represión por parte de la policía y aseguraron que las provocaciones y ataques comenzaron incluso antes de que se iniciara la movilización.

«En Chile, el Gobierno está impulsando una reforma que consolida el negocio de la educación a costas de la educación pública como derecho», señaló la Confech a través de sus redes sociales. La Confederación calificó de «irrisoria» la desigualdad que existe en Chile, «donde una carrera universitaria puede costar hasta 7.500 dólares anuales».

El proyecto, según los estudiantes, mantiene una lógica de mercado y deja la puerta entreabierta al lucro en la educación universitaria, además de incumplir la promesa de gratuidad universal comprometida por el Gobierno. «La presidenta (Michelle Bachelet) dice que se va a demorar 23 años en financiar la gratuidad de la educación, eso no es aceptable», sentenció el vocero de la Confech, Gabriel Iturra, a los periodistas. (eP)