Noticias El Periódico Tarija

Erika Arnold

Tarija la linda, Tarija la capital de la sonrisa, estas son algunas de las frases con las que personas ajenas a nuestro departamento e incluso nosotros los chapacos usamos para hacer referencia a nuestra ciudad.

Sin duda alguna Tarija tiene un brillo natural que irradia, desde la calidez de la gente que vive en este departamento, hasta los lugares maravillosos que tiene para recorrer y visitar, empezando por el casco viejo de la ciudad, hasta llegar a lugares tan esplendidos como la laguna de Tajzara en la zona andina donde el viento frio y penetrante queda en segundo plano cuando al llegar contemplas semejante paisaje, San Lorenzo el lugar más puro, lleno de casas uniformadas al mismo tono elegante y coqueto del blanco de sus fachadas, el lugar de los rosquetes, donde las masitas  se dejan comer sin precio de culpa alguna, el Valle de la Concepción, famoso por los vinos que sin duda alegran e incluso hacen que nuestra vista vea alrededor todo aún más hermoso de lo que es.

Pero ¿sería Tarija tan linda como dicen, si es que la miraríamos desde otra perspectiva? ¿Seguiría siendo Tarija la capital de la sonrisa, donde la gente puede caminar por las calles de la misma presumiendo una sonrisa, transitando sin ninguna preocupación? Pues no lo creo, y tal vez se preguntaran porque he planteado ese tipo de preguntas, déjenme mostrarles un punto de vista del cual es posible que no se hayan percatado aun, ya que viven dentro de lo que en términos relativos llegaría a ser normal y con todos los sentidos en perfecta condición.

Este artículo está inspirado en la persona que más amo en este mundo, mi mama. Ella sufre una severa discapacidad, casi ha perdido la totalidad de la vista.  A diario durante muchos años he visto cómo vive en Tarija una persona discapacitada, la manera en la que debe arreglárselas día a día para salir a la calle y no tropezar o caer debido a que las aceras, principalmente del centro de la ciudad, se encuentran en un estado lamentable, tanto así que las personas que dependen de una silla de ruedas, personas con bastones o poca visión, deben recurrir a caminar por la calle, ya que el pavimento se encuentra en un estado un poco más aceptable y un tanto más regular que las veredas. Pero la culpa no es solo de la mala mantención de nuestras veredas, también hay que recalcar que hay personas que colocan su puesto de venta ocupando en la mayoría de los casos todo el ancho de la misma, dejando un poco e incluso nada de espacio para poder caminar libremente en la vereda.

Con el inminente riesgo que esta decisión implica, parece más seguro caminar por la calle para este tipo de personas, ya que es probable que no caigan o tropiecen en un hueco, pero no nos olvidemos del importante aporte que nos hacen los micros, taxis y transporte privado que se las arreglan suspicazmente para incumplir las normas de tránsito, estacionando donde mejor les parece sin importar si están en doble o triple fila, arrancan cuando el semáforo con su luz roja encendida indica que se detengan, o alzan y dejan pasajeros en media calle.

Tarija notablemente es hermosa, pero aún le falta mucho por mejorar, y mucho más si vamos a verla desde la perspectiva de una persona discapacitada, ya que no se cuenta con los recaudos mínimos para facilitar un poco la vida y el movimiento de estos dentro de la capital de la sonrisa. Sería mucho más linda y solidaria Tarija, si es que se tomaran en cuenta estos aspectos para poder mejorar y así no solo los que no sufrimos ninguna discapacidad podremos andar sonriendo sin preocupación de tropezar o caer, así ellos podrían disfrutar un poco más y caminar con mayor seguridad por las calles de nuestra Tarija la linda.