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El mandatario provisional de Brasil, Michel Temer, anticipó ayer que «a partir de cierto momento» no dudará en comenzar a aplicar medidas antipopulares si estas sirven para mejorar el país.
La advertencia fue lanzada durante el discurso de inauguración del Foro Global del Agronegocio 2016, en Sao Paulo, en el que Temer se refirió a sus proyectos para después de agosto, cuando concluya el juicio político de la apartada presidenta constitucional de Brasil, Dilma Rousseff. Mi objetivo no es electoral, dijo y aseguró que si logra extender su mandato (como consecuencia de la separación definitiva de Rousseff) por dos años y medio, y en ese lapso consigue poner al país en marcha «para mí basta», reseñó la Agencia Brasil. El gobernante en funciones se refirió asimismo a su interés por viajar por varios países para incentivar las inversiones en la economía nacional, así como a la importancia que para esta reviste el agronegocio, el cual -precisó- representa más de un 40 por ciento de las exportaciones y cerca de 20 puntos porcentuales del PIB. Admitió además que el reajuste de los salarios para el ramo judicial, el Ministerio Público y otros sectores que consideró esenciales, el cual costará al país 60 mil millones de reales (más de 18 mil millones de dólares) hasta 2019, tuvo como propósito evitar huelgas cuyas consecuencias serían «desastrosas», valoró. Por otra parte, significó el hecho que en su poco tiempo de gobierno consiguió establecer una conexión entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, lo cual consideró fundamental.