Noticias El Periódico Tarija

Pensar que hace décadas la calle Cochabamba era más conocida como «la calle ancha»… quienes no son de Tarija o no estuvieron en la ciudad desde esas épocas, se preguntarán por qué esa denominación ya que de «ancha» no tiene mucho. Pues bien, resulta que si la comparamos con las calles del centro de la ciudad de entonces, en barrios como El Molino, Las Panosas, La Pampa y San Roque, resulta que la Cochabamba era la más amplia… tiene su propia historia e identidad pero no vamos a entrar en tan delicados detalles, basta recordar que la tradicional fiesta de Santa Anita se realiza ahí también desde hace muchas décadas atrás, tantas que no se entiende esta fiesta fuera de «la calle ancha». Hoy ha quedado aún como tal pues si reconocemos que en el casco viejo mas bien hacemos más angostas las calles, difícilmente se la dejará de llamar así. Claro que existen otras más anchas, la ciudad creció y en algunos muy contados puntos a alguien se le iluminó el diseñar arterias más cómodas, tanto para vehículos y peatones.


Uno de los más serios problemas de esta urbe es su ausencia de planificación sería y con visión de futuro, es muy cierto que hasta hace 20 o 15 años atrás ya había una ciudad y no se podía pasar por encima de ella, aunque esta afirmación no es tan radial si recordamos lo que pasó justamente en la Llajta que tuvo un dinámico alcalde, Humberto Coronel, que abrió avenidas, la Ayacucho y Heroínas, a pesar de las críticas y censuras cambiándole la fisonomía a esta ciudad y preparándola para cambios más profundos. En Tarija se podía haber comenzado a construir una nueva ciudad sobre la existente pero no se lo hizo, más bien en algunos casos se siguió repitiendo la lógica colonial.

En Tarija hace falta eso, decisiones con coraje si de verdad se quiere transformar, seguro que habrán reacciones y protestas, de sectores y vecinos, pero si la información es transparente y abundante y existen argumentos técnico-legales, difícilmente se podrá ir en contra de un cambio positivo. Nuestra «calle ancha» quedó angosta como tantas otras porque la población creció. Somos más habitantes y son más motorizados los que circulan, si a eso le sumamos el descontrol total en el tráfico vehicular… surge el caos como elemento descriptivo, 15 o 20 años después es más difícil romper estructuras y transformar, cuesta más comenzar a planificar cuando casi todo esta hecho y nadie quiere cambiar realmente porque cada quien mira su interés y comodidad particular. Es preciso que la población entienda y ceda pero antes hace falta esa determinación con valentía, con base en la verdad, la buena fe y fundamentos técnicos ciertos y sostenibles.