Según explicaron funcionarios del Servicio Nacional de Seguridad Alimentaria e Inocuidad Agropecuaria (SENASAG), en el Foro Interinstitucional que se llevó a cabo en la Universidad Católica San Pablo, el pasado 15 y 16 del mes en curso, ¡ellos solo podrían actuar en resguardo de la salud pública y tomar medidas precautorias (decomiso del producto) en la presencia y confirmación de un brote de enfermedad! Antes, no. ¡No hay para que!, explico a pesar de que engordar chanchos con residuos domésticos, está prohibido por reglamentos oficiales del SENASAG (074/2012).
Además, explico el mismo funcionario, ¡el SENASAG no opera en colgaderos, en casas de faeno, ni en mataderos clandestinos, sino solo en mataderos registrados! ¡En esos mataderos el SENASAG lleva a cabo un análisis ante-morten y post-morten, y cada uno de estos establecimientos debe contar con un medico veterinario para que se puedan realizar las inspecciones! O sea, ¿qué? Y ¿qué pasa con el resto? ¿Qué pasa justamente con los clandestinos, con los que no están registrados? ¿Acaso los funcionarios del SENASAG están esperando que los dueños de los mataderos clandestinos, pasen voluntariamente de la clandestinidad a la formalidad para que los controlen, les exijan un médico veterinario y les cobren por trámites y papeleos? O sea, ¿para qué registrarse si el SENASAG no lo exige?
Realmente espero que ese funcionario del SENASAG, respondió semejante barbaridad solo por salir del paso, y no porque sea ese el procedimiento. Porque si es así, quien tenga un matadero clandestino, se mantendrá en la clandestinidad para siempre porque de esa manera se librará de las juiciosas y, hasta cierto punto, tediosas inspecciones de la autoridad competente. A mi manera de ver, ¡esta determinación es una invitación tácita a no registrarse!
Siguiendo la cadena de los productos cárnicos, una funcionaria de la Intendencia Municipal, explico que para que la población este segura de que la carne que compra ha sido faenada en un matadero legalmente establecido y ha pasado por el riguroso proceso de inspección de un matadero, ¡estas personas verifiquen que la carne cuenta con el sello correspondiente del matadero!
O sea, habría que aclarar a los funcionarios de la Intendencia Municipal, primero, que el sello del matadero solo se encuentra en un lugar del animal faenado, generalmente en una de las piernas o brazuelos. En este sentido, habría que preguntarle a estos funcionarios, ¿qué pasa si el comprador no se lleva el pedazo del animal que tiene el sello? ¿Cómo podría asegurarse que ese animal pasó por un matadero?; y, segundo, aclararles que fabricar un sello no es cosa de otro mundo. ¡Tal vez con solo 50 bolivianos se podrían comprar una media docena de sellos! O sea, si de sello se trata, ¡los carniceros deben tener hasta media docena de sellos cada uno!
Pero bueno, si no me creen, lean lo que dice la Organización Mundial de la Salud al respecto…