Como que por momentos la temperatura vuelve a subir en el interior de la agrupación Unidos para Renovar (UNIR) envuelta en una pugna de liderazgo entre su fundador y ex alcalde, Óscar Montes y el el actual burgomaestre, Rodrigo Paz, de quien se dice no es siquiera un militante legalmente inscrito. El detonante de esta nueva ola de acciones y reacciones parece haber sido el informe de gestión brindado por Paz hace unos días en el que hizo comparaciones de ejecución presupuestaria con otras administradas por Montes, además de aseverar que antes se trabajaba sin un plan a tiempo de decir que ya se contaba con uno quinquenal, por si fuera poco habló de agentes del pasado y del presente que buscan desestabilizarlo y de presiones y/u hostigamiento sobre concejales municipales.
La respuesta no se dejó esperar, en primera instancia fue la concejal Ruth Ponce, esposa de Óscar Montes, quien cuestionó el informe sosteniendo que si ven fantasmas seguramente es por el peso de su propia conciencia pero fue más lejos al sugerir falta de transparencia en procesos de licitación de compras menores en la alcaldía. Quien secundó a Ponce fue el ex burgomaestre pero con más énfasis y fuerza, diciendo que incluso habrían parientes en primer grado de secretarios que son proveedores de la comuna, en fin, una seguidilla de alusiones que revivieron los episodios más álgidos de hace unos días atrás.
El diario «el Periódico», publicó una entrevista con Óscar Montes en la que sostiene que se someterá a Francisco Rosas al Tribunal de Ética de UNIR por sus actuaciones ultimas que atentaron contra la agrupación. El senador Victor Hugo Zamora, muy cercano a Montes, confirmó lo anunciado por éste y añadió que podría correr igual suerte Rolando Ruiz, Gerente de EMAT, que tuvo ciertas alusiones y declaraciones en el lío por la «Chanchería de Pampa Galana». El vicepresidente del Concejo Municipal, Francisco Rosas no se quedó callado y dijo no temer al tribunal de ética, más allá de confiar en que se respeten los procedimientos legales, también ratificó que este problema comenzó porque Óscar Montes quiso imponer a su esposa en la Vicepresidencia del ente deliberante. Asimismo, Rosas puso en tela de juicio el proceso de democratización interna ordenado por el Organo Electoral en UNIR por la forma en que podrían elegirse los delegados al congreso que defina la nueva directiva. El concejal llegó a decir que Montes debería ser agradecido con quienes le pusieron el hombro a esta agrupación desde sus orígenes. Son tantas ya las acusaciones y contra acusaciones, tantas ya las versiones escuchadas de unos y de otros, que la gente sólo sabe que hay una guerra sin cuartel en la que está en juego un espacio de poder, primero por el control de una agrupación, luego de una institución y que finalmente podría concluir en por lo menos un duro revés político para quien no pueda con la fuerza del otro. Pero de seguro, lo que menos queda es una buena imagen de los que intervienen en este peculiar conflicto ya que muestran la peor cara de la política criolla boliviana.