Accidentes, heridos, muertes, tragedia, irresponsabilidad, luto, descaro, cinismo… una cadena interminable de sucesos y actitudes que rodean y hacen a un acto totalmente reñido con un compromiso con la sociedad. Cuando en algún momento se radicalizo la sanción para aquellos que condujeran un vehículo bajo efectos del alcohol, como que cundió un cierto temor porque el anuncio venía en mayúsculas y los mensajes eran claros y fuertes. La instancia que debía hacer cumplir dicha disposición, en cierta forma reciclada porque ya existía en el ordenamiento jurídico nacional, era y es la Policía Nacional, institución perforada por la corrupción y muy cuestionada por la población.
El problema en si se planteaba en este escenario: como se haría para que el conductor ebrio no «convenza» al uniformado para que no lo arreste o le quite su licencia, como se evitaría que «el artículo 20 no pase al artículo 100 o más», como se lograría que en realidad los únicos beneficiados con la medida sean sólo los malos policías…los «comos» surgieron por doquier hasta que alguien que parecía «intocable», un ex ministro del actual gobierno y candidato a la gobernación de un Departamento, fue sorprendido «manejando con tragos», detenido, sancionado y encima, descartado como candidato. Con este hecho, la población terminó de convencerse de que esto «era en serio», si a este personaje lo trataban así como sería con cualquier otro vecino de a pie, el comportamiento ciudadano comenzó a cambiar y la responsabilidad fue ganando terreno hasta que…todo se comenzó a relajar de nuevo, los controles policiales, el miedo a ser «pillado», el tomar «sólo un vasito» porque había que conducir, la aparente y repentina incorruptibilidad policial, etc….todo volvió a ser como antes, a la boliviana, al punto que hoy pocos se acuerdan no que hay normas que prohíben conductas como la mencionada, sino que hay que respetarlas y cumplirlas.
Es verdad que en países como Estados Unidos, situaciones así pasan por un nivel de educación más alto, cultura, respeto a la ley y a quienes la hacen cumplir, pero no pensamos que todo eso se logró mediante la imposición de una disciplina amparada legalmente y de manera constante, que finalmente consiguió que esas sociedades se comporten como lo hacen, con plena conciencia de lo que sucede si hacen esto o aquello y a pesar de eso siguen habiendo inadaptados que cuando son sorprendidos son sometidos al rigor de la ley. Así se consiguió lo que hoy se disfruta.
No se trata se hacer alarde y barrer bien unos cuantos días como «escobita nueva» sólo para salir en la foto o sacar cierto provecho político, se trata de que todos entendamos que existen normas vigentes que regulan nuestra vida en sociedad así como existen también elementos encargados de obligarnos a cumplir esas leyes si es que no queremos hacerlo, solamente cuando nos demos cuenta, entendamos, que tal o cual norma es «para siempre» y no por un «tiempito» y que alguien nos pondrá en nuestro lugar si la violamos, comenzaremos a crecer, a educarnos, a cambiar de «cultura»….si alguien no lo cree, pregunte como nos comportamos los bolivianos cuando viajamos a otro país.