(ABI/ 17 jun/ 2016).- El procurador general del Estado, Héctor Arce, resumió el viernes seis puntos que respaldan la posición boliviana de defensa del Silala, en el marco de la demanda interpuesta por Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), por el aprovechamiento de esas aguas.
En un desayuno con los periodistas, Arce precisó que el primer punto establece que «las aguas de los manantiales naturales del Silala han sido, son y serán siempre aguas íntegramente bolivianas y no forman parte de un curso de agua internacional fronterizo ni nada que se le parezca».
Según Arce, el hecho jurídico «fundamental», que prueba que los manantiales del Silala son de Bolivia, es que «el mismo Chile, en 1908, solicitó un permiso para la utilización de esas aguas para el carguío de los calderos de las locomotoras a vapor que en ese momento necesitaban».
En el segundo punto -dijo- que la naturaleza y el origen de las aguas del Silala es que pertenecen íntegramente a Bolivia y no son aguas de deshielo que forman parte de alguna cuenca o un sistema hidrológico, «sino son aguas fósiles que están depositadas hace 12.000 años debajo de nuestro territorio» y que un día se terminarán.
Agregó que el tercer punto de los argumentos bolivianos es que las aguas del Silala fueron canalizadas artificialmente hacia Chile y no es canal tallado por miles de años, como defiende «descaradamente» la demanda chilena.
En el cuarto punto dijo que el derecho y uso del Silala corresponde a Bolivia, por la naturaleza de esas aguas, y remarcó que el Estado boliviano se reserva el derecho a venderla, embotellarla, trasladarla o entubarla, «porque son aguas que nos corresponden íntegramente a nosotros».
En el quinto punto del argumento boliviano explicó que «Chile explotó gratuitamente nuestros recursos hídricos por más de 100 años» y hay una «deuda histórica» que tendrá que cuantificarse y pagarse a los bolivianos.
Por último, sostuvo que un sexto aspecto establece que los argumentos jurídicos de Bolivia se enmarcan en bases sólidas jurídicas y técnicas, y no en un actuar político como lo hizo Chile, al presentar una demanda que parece más un «panfleto» que un documento serio, porque es «liviano» y «carente de argumentos».