Dejar que los males crezcan en instituciones públicas implica un altísimo grado de responsabilidad de quienes llevan las riendas y tienen el poder en sus manos para transformar y mejorar. Así como la población crece sin detenerse y con ella sus necesidades y muchas veces esa demanda no es satisfecha de acuerdo al ritmo de crecimiento de la oferta, de igual manera se incrementa la necesidad de seguridad que tiene la gente ante un criminalidad en permanente ascenso protagonizada por delincuentes que aumentan y que cuentan con mejores recursos constantemente. Esa desproporción entre demanda y oferta o viceversa marca una dinámica entre diversos factores que hacen a nuestras vivencias cotidianas.
Vemos complicado garantizar seguridad a la gente a través de una institución como la Policía si esta no es formada, tratada, capacitada y equipada regularmente para contar con efectivos de principios y valores firmes, con salarios mas que dignos para que no ser presas fáciles de la corrupción, con conocimientos profesionales y armamento y recursos técnicos avanzados. Los mal vivientes están dos o tres pasos por delante de la policía, conquistando a muchos de sus miembros mal pagados y necesitados o haciéndoles frente con armas modernas más efectivas y letales. Siempre supimos de las limitaciones económicas de la institución verde olivo, que antes incluso no tenía gasolina ni para que funcionen sus patrullas pero lo que hoy escuchamos es ya un extremo… que no hayan recursos económicos para poder retirar sus vehículos de talleres mecánicos o de chapa y pintura donde fueron llevados porque se arruinaron o porque tuvieron algún accidente. Hasta este punto llegamos y pretendemos que la población se sienta segura cuando quienes deben protegernos no tienen ni en que transportarse si los convocamos ante una emergencia.
A pesar de que se vio que el actual gobierno realizo inversiones importantes en la Policía, al parecer estas no llegaron a Tarija donde su pobreza es «franciscana», ante esta realidad muchos ciudadanos deben considerar la necesidad de asegurarse por sus propios medios y defenderse de igual manera si se presenta el caso porque que más podemos pedirles a nuestros policías después de conocer esta información, tal vez se debería organizar una rifa o un Bingo para reunir fondos que permitan recuperar estos motorizados oficiales para ser usados en seguridad ciudadana en vez de dejar que se pudran en talleres por falta de pago.
Parecería que es un mal sistemático de un país como el nuestro pero no podemos resignarnos a la realidad que hoy vemos, porque finalmente tenemos autoridades que deben trabajar para fortalecer una institución como esta ya que quien se encuentra al medio del problema es la población que solo espera vivir con tranquilidad y seguridad.