Hace más de diez años que vivimos con la esperanza prendida a la historia del gas, esta tierra por siempre olvidada y de poco interés político por su pequeño territorio pero sobretodo escasa población, hace más de una década que cientos de millones de dólares llenan nuestras arcas cada año como nunca antes sucedió y que debían ser destinados al progreso mejorando la calidad de vida de la gente… lo cierto es que tanto dinero sólo sirvió para el enriquecimiento de algunos «vivillos» y para que miles de familias del interior del país lleguen atraídas por las promesas de bienestar, familias en su gran mayoría de bajos recursos económicos que con valentía apostaron a comenzar de nuevo en una región lejana, de costumbres, tradiciones y hasta lengua distinta, vinieron a engrosar las filas de los «sin trabajo», de los que no encuentran espacios en las instituciones públicas porque no tienen «padrino» y en la incipiente empresa privada no hay espacio para ellos debiendo recurrir a sus habilidades e imaginación, convirtiéndose así en albañiles, cargadores, comerciantes callejeros vendiendo «chucherías» , frutas y algo mas. Hombres y mujeres que hicieron de la calle su primer hogar, llevando consigo a sus niños que aprendieron allí la dureza del olvido y la marginación, a buscar como sobrevivir movidos por el hambre, pequeños que ayudan a sus padres en la venta de lo que sea, que se vuelven «canillitas» o limpia autos, que ayudan a cargar bolsas en los mercados y otros que encontraron en el robo una fuente de ingresos, muchos lejos de la escuela y la educación.
En «la nueva tierra prometida» donde esas vidas debían cambiar para mejor, no sucede así, porque sencillamente el dinero es despilfarrado groseramente en obras no prioritarias que no cubren las necesidades del pueblo y en gastos irracionales que hacen que las esperanzas se vayan por la alcantarilla… en esta tierra por donde han circulado más de 3 mil millones de dólares, no hay trabajo, la gente no tiene como ganar el pan de cada día y los indicadores preocupan, más cuando se refieren al trabajo infantil, miles de niños sentenciados a «buscarse la vida» como sea y desde muy temprana edad, bajo el riesgo de caer en manos de explotadores y criminales, pequeños que pierden su niñez porque los adultos no supimos darles una mejor Tarija, un mejor país, ellos son los que caminan por nuestras calles y son los hijos de la desesperanza en una tierra rica donde algunos les roban la comida de la boca sin el menor remordimiento.