La Universidad Autónoma «Juan Misael Saracho», después de meses de incertidumbre, de violencia dominante, se encaminó a un nuevo proceso electoral para definir quien será su Rector y Vice Rector, a diferencia de la experiencia pasada sólo dos de los que ya fueron candidatos, se volvieron a encontrar, dos viejos conocidos que decidieron seguir intentando. La expectativa fue grande, para quienes sanamente querían que la situación en la «U» se defina fue una larga espera… una espera que se prolongará un poco más.
Anteriormente el estamento docente había apoyado a Eduardo Cortez y el estudiantil a Gonzalo Gandarillas pero se decía que porque éste había cerrado alianza con otros candidatos que tenían mayor arrastre en dicho segmento. Lo que pasó ahora confirmó los resultados de antes, Cortez con apoyo docente y Gandarillas con el de los estudiantes, como las normas electorales de la Universidad establecen que el ganador debe obtener mayoría de votos en ambos estamentos (más del 50%), la situación se empantanó otra vez obligando a una nueva segunda vuelta que debe realizarse el viernes, 20 de mayo. Ganará quien obtenga más del 40% de los votos tanto en estudiantes como en docentes. La previsión dice que los resultados pueden no cambiar, salvo que haya un giro muy grande en lo que piensan ambos estamentos, lo que parece improbable, tal situación derivaría en una nueva elección dentro de 90 días y así la historia seguiría prolongándose.
Es preocupante lo que ocurre, lo mal trazadas que están las normas electorales y lo perjudicial que es el sistema imperante para que la universidad cumpla a cabalidad su función específica de formar profesionalmente a hombres y mujeres. El manoseo de esta superior casa de estudios ha llegado al extremo, el desprestigio se ha apoderado de ella echando por tierra lo mucho logrado y con tanto esfuerzo por generaciones que apostaron a crear una universidad de excelencia. Hoy todo eso se fue y prácticamente hay que comenzar de nuevo, tarea más que difícil con la política «tan metida» en la «U» y haciéndole tanto daño, con dirigentes tan alejados de la escencia de «Juan Misael Saracho». No sabemos si los que buscan ser elegidos son conscientes del desafío, del reto, que tienen por delante, salvo que sean parte del problema y no de la solución.