Noticias El Periódico Tarija

Gastón Cornejo Bascopé

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Ante la pretensión de trasferir instituciones culturales manejadas por la Fundación Cultural del BCB al ministerio de cultura.

Parece muy apropiado que la ciudadanía reaccione contra esta intencionalidad político-partidaria, absurda, peligrosa e irresponsable que atenta a la preservación del patrimonio cultural que al presente se encuentra en progreso y en proceso de autonomía administrativa.

Bien que Potosí y sus instituciones cívicas salgan por los fueros culturales, el Rescate del Cerro de Plata y la Casa de la Moneda; que la Sociedad Geográfica e Histórica de Sucre, demande la independencia de la Casa de la Libertad, del Archivo Histórico Nacional y otros repositorios contra la disposición velada de dar fin a la meritocracia, a la competencia, la eficiencia y la honestidad en la protección y el manejo de los bienes culturales.

La Constitución Política del Estado prescribe en su artículo 39: “El patrimonio cultural  del pueblo boliviano (no del gobierno) es inalienable, inembargable, imprescriptible” “El Estado garantizará la protección recuperación, revitalización promoción” “La riqueza histórica, documental, es patrimonio del pueblo” (no del Gobierno).

La Fundación Cultural del BCB es conocida como una institución de prestigio, sólida y honesta. Fue integrada por intelectuales de reconocido valor como Mariano Baptista G, Teresa Gisbert C, Alberto Bayley G. Carlos Calvo G. Cecilia Bayá, Juan Carlos Calderón, Fernando Illanez de la Riva, Jaime Ponce G.  Directores de valía como Gunnar Mendoza, Marcela Inch, Mario Linares, Edgar Valda. Escritores sobre salientes: Josep M. Barnadas, Jorge Querejazu, Charles Arnade, Joaquín Aguirre. Y desde la Gerencia del BCB, profesionales de gran jerarquía como Raúl Garrón Claure. Todos en conjunto gestaban creativamente la correcta marcha institucional.

El patrimonio, per ser, es trascendental. Ya irritó el alejamiento arbitrario de personajes como Teresa Gisbert, Marcela Inch, Loayza, Garret, totalmente criticable por la acción política de los autores del Ejecutivo.

Los antecedentes que registré, como Senador de Bolivia 2006-2009, me llevan a expresar mi total rechazo al proyecto de transferencia. La desconfianza es total. Se perdieron los retratos originales de Bolívar y Sucre que la familia de Blanco Galindo entregó al cuidado de la Cancillería. Descubrí los manejos irregulares del vice-Ministro de Educación; luego Ministro de Cultura en el manejo de Tiwanaku. Las arbitrariedades del ex Ministro de Cultura en la Embajada de Bolivia en París ante la Unesco. Las del Parlamento Andino, etc. ¡Cómo aceptar una disposición tendenciosa cuyo objetivo es emplear militantes oficialistas en altos cargos de la administración cultural? ¿Y el Fondioc? ¿Y la Galería de Prefectos en la gobernación de Cochabamba? Mi entronque familiar con descendientes de León Galindo, Pedro Blanco, Burdett O´Connor, Blanco Galindo, que entregaron multitud de joyas históricas a la Casa de la Libertad, se encuentra necesariamente susceptible.

Como miembro Correspondiente de la Sociedad Geográfica e Histórica de Sucre, expreso mi total adhesión al Manifiesto emitido cuyo contenido es de suyo muy respetuoso ante una disposición a todas luces perversa. Por supuesto apoyo a la dignidad del movimiento potosino en todo su cuestionamiento.

Cochabamba, 11 de mayo 2016