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Permanentes golpes a la prensaEs probable que muchos ciudadanas no recuerden los duros discursos que pronunciaban, desde siempre, los presidentes en contra de los periodistas, en cada oportunidad en que se difundía por los medios de comunicación las malas actitudes que tomaba el oficialismo.

Sin ir muy lejos y en ese orden cabe que todos miremos, en qué acabó el tema de la Asamblea Constituyente, con muertos por aquí y por allá, destruidos por la voracidad de los movimientos sociales afines a oficialistas y opositores. De ese modo el pregonado cambio ofrecido por el gobierno tan sólo resultó ser un eslogan, que de cambio sólo tuvo sus sinónimos. Veamos: cambiaron los pesares por penas, la corrupción por corruptos, el nepotismo por compadrerío, el desempleo por desempleados, emigración por migración, nacionalización por apropiación y compra, etcétera y etcétera.

En Huanuni, la tierra de Sebastian Pagador tuvo sus mineros muertos. La tumba de las Heroínas de la Coronilla también lloró a sus muertos un enero tétrico. En ese camino pedregoso, posteriormente, le tocó vivir el calvario a la cuna de Juana Azurduy de Padilla, que derramó lágrimas de desconsuelo por los sucesos acaecidos en La Calancha, el infierno verde de en Pando que se llevo a Leopoldo Fernández a un caso aun abierto y así podríamos enumerar hasta lo más fresquito que es la represión contra los discapacitados en una cercada plaza Murillo.

De los insultos se pasó a los reproches y de los reproches a los golpes arteros efectuados con saña por los mal denominados movimientos sociales, que quieren callar cobardemente a la libre expresión nacional que paga los platos rotos de una tiranía política que es denunciada valientemente por los trabajadores de la prensa.

En política no vale todo, especialmente cuando hay principios y normas de por medio. Pero la democracia exige una buena información, porque una población bien informada construye pensamiento. Hay miedo a la prensa cuando la noticia desfavorece los intereses de los gobernantes.

La importancia de la prensa es intrínseca al accionar de quienes recogen y difunden las noticias, es decir que se jerarquiza por sí misma. La información deberá ser claramente diferenciada de la opinión que sobre el hecho se tiene. Muchos aducen que hay sesgos de información, pero para eso tenemos diferentes fuentes para comparar y verificar la noticia, separándola del sesgo que “vemos” en ellas.

A muchos políticos, de vieja data o en la actualidad, no les gusta el trabajo de la prensa por lo que la agreden de palabra o de hecho en contra de sus periodistas, por la simple explicación de que “les disgusta la verdad”, están seguros en muchas de sus acciones que van, inclusive, en contra de su propio gobierno, como la corrupción, el nepotismo, favoritismo y otras acciones que son repeticiones de políticos del pasado, quienes gobernaron con la mentira y el engaño.

El deseo de cambio del pueblo debe acompañarse de una buena y adecuada información, con noticias a favor o en contra de las acciones de gobernantes y gobernados, para que individualmente saquemos conclusiones, sin tratar de uniformar el pensamiento de la gente. Es deber de los gobernantes aceptar y corregir sus errores sin despotricar contra la prensa, elemento fundamental para vivir en democracia. Un pueblo sin información es presa de una manipulación sin límites.