Noticias El Periódico Tarija

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Sin duda el poder político en el Departamento está distribuido, fue el pueblo el que lo hizo con su voto, marcó equilibrios dándole la Gobernación a una fuerza política y la Asamblea Legislativa a otra contrapuesta, asimismo en las provincias eligió autoridades que no son necesariamente de la línea del Gobernador, se dice que en democracia los pesos y contrapesos marcan el equilibrio que se precisa y quien se sirve de ella es justamente la gente, que asiste a las urnas a decir qué quiere para su región o país.
Si bien éste ultimo año han habido «tira y aflojes» entre el Ejecutivo y Legislativo,  todos hemos aprendido que así es la democracia, más allá de que los de un lado crean que hay quienes buscan entorpecer una gestión y del otro que se hace lo correcto. Seguro que los meros intereses político partidarios se imponen en distintas situaciones y nadie puede decir que no es así, desgraciadamente a veces son más importantes para algunos que los intereses de un pueblo. La relación Gobernación-Asamblea no ha sido fácil pero vemos que se ha intentado entablar escenarios de contacto y coordinación que no han prosperado, aunque este 2016 se ha distinguido por una dinámica distinta que ha producido malestar e incomodidad. Nadie que dirija la Asamblea puede creer que tiene la razón en todo y tampoco quien administra la Gobernación, la fiscalización sana debe ser parte del trabajo de un legislador y no debe molestar a quien se fiscaliza, en el marco de la transparencia que tanto exigimos y proclamamos en campaña electoral se deben abrir los caminos para que se pase del discurso a la acción.
La Asamblea Departamental en unas semana más tendrá que renovar su Directiva y otra vez volvemos a las evaluaciones y calificaciones, lo cierto es que un Presidente y hasta una Directiva no puede hacer mucho si el resto no trabaja con compromiso y responsabilidad, el conjunto de asambleístas pueden sentirse a la deriva si tienen una Directiva que no dirija ni regule el buen funcionamiento de la Asamblea, es decir, es preciso que haya coordinación impecable para esperar buenos resultados. De ahí se podrá pensar en establecer una línea de trabajo sería con el Ejecutivo, así se podrán despejar las susceptibilidades propias de la función público-política y entender que se deben poner al servicio del ciudadano que los eligió para que estén donde están.
Creemos que hemos visto en este primer periodo, una Asamblea de mejor nivel que la que se fue el 2015 aunque sus resultados son cuestionables todavía, pensamos que a partir de ahora quien dirija éste ente deberá buscar ese equilibrio (a pesar de que las mayorías se imponen a las minorías) pero sobretodo con la Gobernación, comprendiendo que la situación por la que atraviesa el Departamento nos afecta a todos.